Podemos trabajar en todo menos en hacer arte

Flujo circular del dinero (Económicos), Efren Álvarez.
Flujo circular del dinero (Económicos), Efren Álvarez, GoodGore.com.

‘No abastecer el sistema de producción
sin transformarlo’
De ‘El autor como productor’ de Walter Benjamin,
citado por Santi Eraso en su intervención en el Simposio.

Por @Ricardo_AMASTÉ
P
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El miércoles participé en el Simposio ‘El trabajo en el sector cultural y creativo’ organizado por la UPV-EHU en el marco del proyecto de investigación Innocrea2 desarrollado por Sinnergiak y la Facultad de Bellas Artes. Un día de lo más intenso, que sirvió para volver sobre los temas de siempre (el estatus del artista, su condición como trabajador, la necesidad o no de asociarse y otras formas de relacionarse), pero añadiendo nuevos ingredientes (la irrupción de las ‘industrias culturales y creativas’ como categoría normativizadora para la extracción de valor productivo-económico de la creación y la cultura), en un momento en el que todo parece estar desmoronándose (la crisis sistémica-estructural fruto de la degradación del capitalismo en su fase manierista y perversa).

No son las respuestas, sino las preguntas

La jornada comenzó con el análisis de los datos extraídos de las respuestas a las encuestas cuantitativas sobre la empleabilidad, las salidas profesionales y las condiciones de trabajo en el sector cultural y creativo y en el conjunto de la universidad. No voy a decir que los datos no sean interesantes (aunque sí se podría poner en cuestión la muestra). Pero sí creo que las encuestas nunca son ni inocentes ni objetivas, sino que el conjunto de preguntas ya dibuja un marco de intenciones e intereses, enfocan la mirada, dirigen las respuestas. Sobretodo si las preguntas se realizan y analizan de manera supuestamente neutra, sin querer entender-conocer el contexto y sus condiciones, sino que al contrario, el contexto se prefabrica, se condiciona para ser encajado en (y sometido a) marcos de referencia internacional hegemónicos, diseñados siempre desde arriba, de manera unívoca, respondiendo a lógicas políticas y mercantiles, que parece no pueden ser ni rebatidas ni modificadas, porque como dijo el Director de BEAZ, al exponer su política y sus medidas desde el área de Promoción Económica: ‘ESTO ES ASÍ’.

Creo que debemos tener cuidado con la naturaleza de los procesos de mapeado y análisis que activamos, con los datos que generamos y con al servicio de quién y para qué los ponemos, porque los datos podrían ser la manera de mantenernos anclados a la convención o peor aun, la perfecta justificación de las mayores barbaridades.

La tozuda complejidad

Quizá el problema de base sea que socialmente no queremos abordar la complejidad, que tratamos de simplificarla, de borrarle los matices y peculiaridades. Porque la complejidad genera incertidumbre, es incómoda, no se deja aprehender con facilidad. Quizá por eso, Auxkin Galarraga -uno de los responsables de la encuesta y quien presentó los primeros resultados-, al hablar del acercamiento al tema a analizar dijo: ‘Es tan complicado que hemos hecho una encuesta’ (cuantitativa); del mismo modo que las instituciones reclaman constantemente a los agentes de las artes visuales que nos asociemos (cómo hacen todas las demás), porque nuestra atomización y disgregación es un problema (no un valor o una condición, sino algo a corregir). En ambos casos, simplificar en vez de utilizar herramientas o adoptar actitudes más adaptativas, que pongan en valor la diferencia en vez de anularla para homogeneizarlo todo. Pero la complejidad es tozuda, puedes tratar de ocultarla bajo la alfombra, pero no suele dar resultado.

Vamos a deletrear P-R-E-C-A-R-I-E-D-A-D

Las dos mesas redondas nos bajaron al suelo, o mejor, al barro. Aunque las mesas tenían planteamientos temáticos diferentes (la idea de trabajo y la de asociacionismo), finalmente creo que terminamos hablando de lo mismo. Ya sea desde posturas más de análisis político estructuralista o desde dibujar camisetas.

Desde el primer bloque de ponencias se nos había dicho que la cuestión no era la precariedad, sino más bien la calidad del trabajo. Pero los seres que conformábamos las mesas retomamos la condición precaria como eje, no del trabajo, sino de la vida misma. El precariado como clase social, como condición contingente del ser humano hoy. Así, intentamos presentar la precariedad como una cuestión estructural, consecuencia de un programa neoliberal que tuvo su laboratorio en Chile, del que se puede tener un perfecto retrato leyendo o viendo ‘La doctrina del shock’; y del que ahora estamos viviendo su apogeo en forma de perversa representación de una crisis ¿Qué crisis?… Mientras escribo esto, escucho por la radio los grandes beneficios que BBVA y CaixaBank acumulan en los nueve primeros meses de 2013.

Una condición precaria de la que las artistas (o parte de sus sistemas y subsistemas, rutinas y estereotipos del arte) podemos estar siendo modelo: el individualismo, la flexibilidad, el trabajo por proyectos, la indiferenciación del tiempo-espacio de trabajo y vida, la desarticulación y desrregularización del marco jurídico respecto al trabajo y la propia idea de clase trabajadora y del trabajo en sí, la centralidad de lo cognitivo y lo inmaterial como eje de la producción postmoderna -más allá de la existencia o no de productos/objetos-, la aceptación de un mercado regido por un sistema entre medieval y neoliberal. Un modelo que ahora se exporta y se impone -para su desgracia- a las compañeras biólogas, a las periodistas, a las ingenieras, igual que a las limpiadoras, a las vendedoras de seguros, a las camareras, y que no falta nada para que sea también el modelo para los pocos ámbitos que a lo público le quedan. Un modelo que no es otro, que el que siempre ha sido el de las trabajadoras del sexo.

¿Puede acaso el tiempo de trabajo ser un tiempo en el que realizarse?

Hablamos del trabajo como un tiempo vital al que se le ha extirpado (si es que alguna vez lo tuvo), no sólo toda posibilidad de otorgarle capacidad para crear y realizarnos (personalmente y como sociedad); sino también, cualquier atisbo curricular donde tenga cabida la conciencia crítica, capacidad de rebelarse o de empatizar; interiorizando la vocación de servicio no como disposición a lo común, sino como sumisión al poder, como herramienta para mantener en marcha y engrasado el sistema de producción capitalista.

Tratamos de no (auto)engañarnos y desvelar el trabajo -incluso para quienes disfrutamos trabajando-, como medio de alienación individual frente al intento de consecución colectiva de una vida que merezca la alegría ser vivida. El trabajo como herramienta de control, de vertebración social, de normalización, de socialización, de sumisión a través del buen encaje en el modelo productivo y del salario. Situando a la vez el trabajo no-remunerado como algo irregular, extraño, incluso ilegal; y el no-trabajo como situación deshumanizadora, degradante, en vez de como oportunidad de otra forma de realización.

Imaginamos (podríamos haberlo hecho o lo hago ahora) otras formas de trabajo que no sean un castigo divino ni una imposición social, sino formas de trabajo (ahora ya casi inimaginables) que contribuyan a nuestra realización como ciudadanas, o mejor, como sujetos políticos para un proyecto de vida en común.

Decálogo de el ente transparente, de C.A.S.I.T.A. en el proyecto Ganarse la vida.
Decálogo de el ente transparente, de C.A.S.I.T.A. en el proyecto Ganarse la vida.

¡Salgamos a caminar!

También hablamos de las formas colectivas para enfrentarnos a la violencia biopolítica, a la agresión del sistema imperante. Y quizá una forma posible (una forma con muchas formas) sea encontrar aquello en lo que cada una nos sentimos afectadas, interpeladas y buscar agenciamientos temporales. Sabernos parte de comunidades de práctica, operando desde una multiestrategia, que para bien o para mal, surge de la atomización de intereses y la fragmentación de tiempos y espacios.

Ir hacia un horizonte común desde lo particular, desde lo personal y lo cotidiano, desde las micropolíticas, desde intereses y cuestiones concretas; poniéndonos en riesgo-acción cada cual en los ámbitos en los que se sienta más reconocida (en el Paraninfo de la EHU el mínimo común denominador esa jornada era el arte, el artista y su condición como trabajador y como ciudadano). Y en cada uno de estos intereses y cuestiones concretas -a la vez que de manera transversal-, encarnar políticamente la precariedad, la desposesión, las vulnerabilidades, la incertidumbre, la esquizofrenia, el proceso de mutación al que nos estamos viendo sometidas.

Tratar de disfrutar de la mutación, como ente colectivo, como red P2P procomunal, que se interroga continuamente sobre los(sus) límites entre lo instituido y lo instituyente; entre lo formal, lo informal y lo amorfo; entre lo legal, lo alegal y lo ilegal. Esforzándonos por fijar a cada paso un mínimo común a la vez que intentamos aglutinar y celebrar la diversidad anómala. Afrontar cada problemática, no como algo individual que nos estigmatiza personalmente, sino al contrario, como algo que desencadena una potencia colectiva de transformación vital-política. Una lucha, que sin dejar de ser dolorosa, coge una dimensión festiva y energizante.

Un camino de lleno de marcas que nos pueden servir de ayuda. Señales recientes, gracias a las aportaciones hechas por los feminismos, por lo que ya trabajaron y compartieron Precarias a la deriva, por el ente transparente de C.A.S.I.T.A., por nuevas formas de ¿movimiento social? como puede ser la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca, y por tantas y tantas pequeñas y grandes experiencias… (cada cual que aporte sus referencias). En definitiva, aprender y compartir éxitos y fracasos; propiciar la transferencia de conocimientos, de herramientas y prácticas; intercambiar afectos y vivencias entre las artistas, las biólogas, las trabajadoras del sexo, las limpiadoras, las afectadas por la hipoteca.

¿Y qué hay del arte?

Probablemente de lo que menos se habló a lo largo de todo el día fue del (trabajo del) arte, de la creación. Podría parecer que ya damos por perdido ese terreno frente a la imposición como posibilidad única de las industrias de la cultura y la creatividad. Porque en un mundo donde todo debe ser útil, sencillo fácil de entender y con un efecto claro a corto plazo ¿qué espacio le queda al arte? Podría parecer que ya sólo nos quedase rendirnos o replegarnos, con el muchas veces único alivio de la defensa reaccionaria del terreno quemado. Y es cierto, podría ser que en el sector cultural y creativo, a lo que ya no haya posibilidad de dedicarse sea al arte. ¡Las artistas podemos trabajar en todo menos en hacer arte! 

Quizá deberíamos (y entiendo que mal que bien intentamos hacerlo) reservar para la creación un espacio de no-aplicabilidad (ni siquiera para el mercado del arte), para la experimentación con los lenguajes, con las formas, con la producción de lo simbólico. Y al mismo tiempo, además, hacer un trabajo fronterizo, de mugalari; pero ni para defender espacios fortificados esencialistas y disciplinarios, ni para franquear las barreras con el fin de saquear y colonizar; sino para afrontar conflictos y propiciar intercambios y diálogos, viajes de ida y vuelta o espacios de contaminación e hibridación. Una práctica artística que en cualquier caso -como dice Marcelo Expósito en ‘Walter Benjamin Productivista’ (Ed. Consonni, 2013), revisitando ‘El autor como productor’, texto del que también provenía la cita que abría este artículo-, haga que ‘el problema de la obra de arte se vea desplazado en favor de la producción de artefactos, dispositivos y acontecimientos cuya finalidad es la transformación de la subjetividad colectiva en un sentido emancipatorio, a veces incluso mediante la efectuación de un arte sin obras, o de un arte que no aparenta serlo, o que simula ser otra cosa o que es, de hecho, alguna otra cosa además de arte.’

Coordinarse desde-con el tejido

El simposio terminó con una mesa institucional. El ejercicio de escenificación tuvo su valor por la mezcla de instituciones y departamentos: Gobierno Vasco -muy de agradecer la presencia de Joxean Muñoz a lo largo de toda la jornada, de manera discreta, desde la escucha activa y aportando matices-, Diputación de Bizkaia, Ayuntamiento de Bilbao -que finalmente no pudo acudir-, Universidad, representantes de cultura, promoción económica, educación y empleo -cada una de esas dimensiones NO puede ni debe entenderse por separado-.

Fue interesante ver que hay discursos diversos entre los distintos agentes institucionales, aunque con una clara visión predeterminada hacia lo economicista (entendido además únicamente como lo relacionado con empresas e industrias, sino de todos los agentes implicados en la ‘administración de la casa’), que se antepone y muchas veces anula cualquier otra perspectiva. Y con eso corremos un grave peligro, porque si de verdad la creación y la cultura son importantes en la estrategia de país, sólo podrán serlo si se entienden de manera integrada, como base y sustrato del ecosistema, como derecho y bien común, antes que como mero sector productivo; atendiendo a otros capitales a otras formas de retorno de la inversión y de generación de valor, además de la producción de empleo y la aportación al PIB.

También se vio su intención ya activa de relacionarse y coordinarse o cuando menos de no solaparse inconscientemente. Eso ya es mucho en comparación con lo que hemos vivido en otros momentos. Pero habría que pedir a las instituciones, que no sólo se coordinen entre ellas, sino que también lo hagan desde-con los agentes que componemos el propio tejido, atendiendo a las tendencias internacionales y a la necesidad de innovación en los sectores más representativos (supuestamente tractores); pero sin despreciar la emergencia, la capacidad de agregación y trabajo en red (frente a la tradicional idea de crecimiento en tamaño), la hibridación, lo dialógico o la transversalidad; incentivando lo cualitativo y diferencial, pensando desde la idea de ecosistema distribuido y la construcción de lo común.

Por un momento un escalofrío me recorrió el cuerpo. Pensé que la coordinación interinstitucional podría ser como el efecto de un gran transatlántico entrando a fondear en Urdaibai… Puede que sea una imagen fruto de mi pesimismo catastrofista -seguro que si-, pero por si acaso, sobre todo, no olvidarse nunca de mirar y atender al contexto. No vaya a ser que la voluntad de desarrollar un ecosistema suponga su devastación… Yo, como pequeño anfibio, muchos días siento la amenaza de la extinción, mía y de otras muchas pequeñas y valiosas especies.

Volver a acercarnos a la universidad (aunque sea para desestabilizarla aun más)

No quiero terminar sin agradecer a la Facultad de Bellas Artes (a Arantza, a Natxo, a Josu) la organización del simposio y el esfuerzo y compromiso que están manteniendo a lo largo de todo el proceso de Innocrea2. Es cierto que yo tengo una postura bastante crítica-afectada con el devenir de muchas cosas alrededor de este tsunami de las industrias creativas y culturales, y que creo hay que hacer un profundo ejercicio de (auto)crítica y (co)responsabilidad, porque lo que no socava el sistema, lo fortalece. Por eso, alguna de mis intervenciones del otro día, me gustaría que se entiendan no como un ataque (desde luego en ningún caso personal), sino como una llamada de atención, un grito de alarma o incluso como una expresión de miedo y desesperación.

Me quedo con un reto que ya de noche me lanzó Jose Mari Herrera -un profesor que tuve en Forma de tercero cuando estudiaba Bellas Artes y que ya entonces nos lanzaba retos y nos decía palabras que no éramos capaces de entender bien y que por eso mismo nos ayudaban, nos forzaban a pensar más allá-; me dijo que quienes habíamos pasado por la Facultad debíamos volver a acercarnos a ella. La verdad es que las pocas veces que lo hemos intentado, hemos perdido enseguida la energía (un mastodonte lleno de inercias y poca cintura), pero probablemente eso no significa que haya que dejar de intentarlo, porque no es un reto baladí. Acercarnos con la voluntad de afectarla, de afectarnos. ¡Tomamos nota!

inazio_escudero

A menudo (Inazio Escudero)

Quizá no tenga nada que ver, pero mientras escribía este texto he escuchado varias veces el disco del artista Inazio Escudero, y no para de resonarme en la cabeza su ‘A menudo’. Termino transcribiendo la letra.

A medida que el trabajo se vuelve satisfacción
soltamos perlas al hablar
Y al hablar hablamos cansados
cansados de escuchar
Amenízate el trabajo
chan chan chan

Convencer
convencerte
convencerte hasta a ti
No te vale con empatar
la empatía no te hace moverte hacia allí
Necesitas convencer
Convencer

La medida de tu otro
convenciendo a los demás
Despiertas ciertas ciertas vanidades
Desmidiendo acaparar
Has publicado tu nombre
has sabido conectar
con las redes sociales
Funcionas muy bien en las redes sociales
y en el tu a tururu
Alejado de prejuicios que te impiden no trabajar.
Porque tu tu tu tu tu tu tu… tu tu tu tu

A menudo haces que me afecten cosas que tendría que odiar
Y eso que más da
no me tendría que importar
no me tendría que fijar
ni engorilar
Tanto tiempo en ti
ti ti ti ti ti… ti ti ti
tiene un nombre, si
Envidia
Envidia de ti