Por Ricardo_AMASTÉ

Este viernes, Azul Tejerina me invitó, junto con Xabier Arruza de Bilbao Urban & Cities Design y Gorka Rodriguez de Urbanbat, a hablar en Hoy por hoy Bilbao sobre el “espacio de oportunidad” que se abre con el soterramiento de la Estación de Abando. El programa de Azul tiene de bueno que es un gran altavoz que ayuda a acercar ideas plurales a la ciudadanía para contribuir a enriquecer debates y percepciones; pero por contrapartida, el tiempo es muy limitado y solo llega para poner sobre la mesa unos titulares.

Por eso, además de invitaros a ESCUCHAR AQUÍ el ratito que estuvimos hablando sobre el tema, quiero compartir algunas ideas de forma también sintética, pero algo más ordenada y desarrollada.

  • Quizá podríamos empezar por no abandonarnos ciegamente a la oportunidad y pensar, no en qué construir, sino en NO CONSTRUIR. ¿Necesitamos construir o construimos porque la comercialización de lo construido es la forma de financiar el soterramiento? ¿Por qué seguir con la inercia constructiva, desarrollista, de ocupación total de los espacios disponibles, de densificación, de miedo al vacío, de botxotización? ¿Por qué todo tiene que estar tan sobreplanificado y tan cerrado, en lugar de posibilitar programas urbanos más abiertos, flexibles, adaptativos? ¿Y si nos permitiéramos el lujo de, al menos durante un tiempo, dejar ese espacio vació, CONVIVIR CON EL HUECO? ¿Y si esa imaginativa práctica del “MIENTRASTANTO” que tantos años ha mantenido la vida en la ahora isla de Zorrotzaurre y ahora se está estudiando y sistematizando en el proyecto europeo T-Factor, se trasladase al mismo centro de Bilbao?
  • El no construir tiene también que ver con deconstruir, con quitar en lugar de poner, con DESCEMENTAR la ciudad, tanto física como sobre todo mentalmente (dejar de pensar que todo tiene que estar tan acabado, perfilado, embaldosado, bolardizado, moviliariourbanizado…).
  • El descementar bien puede venir de la mano del RENATURALIZAR. Intentar que el verde no solo circunde Bilbao con su anillo, sino que el monte baje a la ciudad y lo haga de forma algo más asilvestrada y no tan macetizada. El espacio que nos ofrece el gran solar que dejará la estación sería una oportunidad propicia para activar un laboratorio sobre esto. ¡Ese sí sería un proyecto digno de la New European Bauhaus!
  • El plan de usos que se proponga debe evitar el riesgo de caer en una ciudad de nichos zonificados especializados, que se piensa, se construye y en definitiva, se vive de forma segregada (aumentando las brechas, las desconexiones y las desigualdades). Al contrario, deberíamos avanzar hacia UNA CIUDAD MÁS HOLÍSTICA Y DISTRIBUIDA, de distritos interdependientes que funcionan como una red P2P. Lo que se haga en Abando no debe contribuir a que Bilbao centralice aún más sus servicios de valor añadido. Y tampoco debe servir como factor potenciador de la gentrificación (algo de lo que se corre un riesgo evidente). Eliminar esta histórica trinchera entre el origen de Bilbao y su Ensanche, debe servir para TENDER PUENTES, romper barreras y prejuicios, establecer nuevas relaciones, desguetificar, abordar conflictos, aprovechar potencias y que se produzcan contagios convivenciales.

En realidad, aunque Azul nos invitaba a pensar de un modo utópico, lo cierto es que parece que no hay mucho que decir sobre todo esto del QUÉ va a suceder allí (la parte dura de infraestructuras y equipamientos), porque ya viene muy marcado en el nuevo PGOU de Bilbao aprobado el año pasado. Probablemente nos tengamos que conformar con otro proyecto correcto y continuista, que no se atreve a (no quiere) mirar de frente a los retos de futuro, desde la crisis ecosocial que ya es tan evidente en el presente. Al fin y al cabo, este solar surge con la llegada de un Tren de Alta Velocidad, que es fruto del modelo aceleracionista en el que seguimos montadas. Un tren que no hemos querido parar, sino que además celebramos su llegada hasta el mismo centro de Bilbao. ¡Una celebración de nuestra vida cada vez más apresurada!

Por eso, ante un qué ya dibujado, está bien que pongamos atención pensar sobre el CÓMO se va a hacer (la parte blanda, de relaciones, participación, gobernanza, producción o propiedad).

  • Como punto de partida bien podría tomarse esa idea de “Ciudad de los valores” que desde el Ayuntamiento se lleva años promoviendo y cuyos valores base se recogen en la “Carta de Valores de Bilbao”. Estaría bien que, más allá de pequeños guiños de carácter principalmente comunicativo, la apuesta por los valores trascendiera a todos los ámbitos de lo que se entiende por hacer y vivir la ciudad, también a los más estratégicos, incluyendo lo que sería un “URBANISMO DE LOS VALORES”. Podríamos preguntarnos sobre ¿cómo sería este urbanismo? ¿y en qué se diferenciaría del actual?
  • El desarrollo urbanístico y económico de Bilbao se ha apoyado en las últimas décadas en un importante impulso de la colaboración público-privada. Eso ha generado muchas posibilidades pero también sus dependencias y efectos perversos. ¿No es ya el momento de incorporar con más peso a la ecuación la COLABORACIÓN PÚBLICO-SOCIAL? ¿Cómo equilibrar o complementar los intereses privados y los ciudadano-comunitarios?
  • La colaboración público-social-comunitaria no se limita a activar los procesos de participación que exige la ley, de modo aún muy superficial, instrumental y casi siempre limitados a lo informativo o consultivo. La participación, como muy bien explicó Gorka en el programa, ni ralentiza, ni complejiza, ni encarece más que la no participación, sino que nos sitúa en OTRO PARADIGMA RESPECTO A LA GESTIÓN Y DISTRIBUCIÓN COLECTIVA DEL PODER. Lo que da miedo a los expertos técnicos y políticos no es la ralentización (en el caso de la Estación de Abando ¡hemos tenido 25 años para activar un proceso de participación y reflexionar conjuntamente!), sino que las decisiones habría que negociarlas con otros agentes que no son los habituales con los que ya tratan este tipo de cuestiones (entran en juego otro tipo de agentes e intereses, tan legítimos como los de quienes ya están en el tablero).
  • Sea lo que sea lo que se vaya a construir, sería una oportunidad para, en un proyecto estratégico y central como es este, con mucha visibilidad, poner en juego INSTRUMENTOS ADMINISTRATIVOS Y JURÍDICOS EN CLAVES DE INNOVACIÓN PÚBLICA QUE ABRAN JUEGO A LA INNOVACIÓN CIUDADANA. Entre otras cosas, atreverse con formas de licitación y contratación que incorporen clausulas sociales, aspectos de la compra pública responsable, varemos que primen lo cualitativo, etc. Por ejemplo, en Bilbao La Vieja muchas veces se ha hablado de que, teniendo en cuenta que las obras van a generar muchas externalidades negativas durante un largo periodo de tiempo, con ruido, molestias, tránsito de maquinaria y materiales…, bien podría por otro lado pensarse en la contratación preferente de personas paradas de este barrio en la ejecución de la obra.

Por último, una pequeña alerta pensando en los arboles y el bosque o el dedo y la luna. Tenemos que ser conscientes de que esta operación, más allá de su dimensión urbana-social, es también una gran operación económica, un gran negocio inmobiliario para constructoras y fondos de inversión y moviliza muchos otros intereses mercantiles. Las instituciones deben estar ahí para velar por la maximización del bien común. Desde la sociedad civil se debe ser muy propositivas y estar muy atentas para que así sea. Y los profesionales debemos trabajar aportando empatía, compromiso, imaginación retadora y propuestas audaces y sostenibles. 

Que la oportunidad no nos ciegue.
Que la oportunidad no sea otro espejismo.