Emprender hacia la ecoSInuestra

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Un juego de equilibrios entre sumarse a la economía social como ‘marca paraguas’ para aumentar su visibilidad e incidencia, seguir desarrollando y fortaleciendo nuestros propios instrumentos e iniciativas desde la economía solidaria, y un necesario cambio de subjetividad para transformar la realidad


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Como comentábamos en un anterior post hablando sobre comunicación, diciembre ha sido un mes muy REAS. Entre el 17 y el 19 volvimos a la Residencia Pignatelli en Zaragoza. Esta vez al encuentro c2c conversaciones, sobre la promoción del tejido de la Economía Social y Solidaria (ESS). Nos juntamos para pensar, entre parte de los agentes implicados, sobre las distintas partes de la cadena de valor y ciclo de vida (promoción, incubación, puesta en marcha, fortalecimiento y consolidación), en lo referido al desarrollo del modelo productivo y la diversificación y escalamiento del ecosistema de iniciativas existentes, hacia un cambio de paradigma socioeconómico.

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¿Seguir buscando respuestas o adoptar una posición (aunque sea incierta)?

El encuentro partió del análisis y el debate, sobre cómo posicionarnos desde la ESS en torno a conceptos tan manoseados y resbaladizos como emprendimiento o innovación social; para intentar llegar al final de los tres días a prototipar acciones concretas; pasando por favorecer e incentivar el intercambio y transferencia de conocimientos y experiencias, y coordinar y optimizar recursos y mecanismos comunes. Quizá no se avanzó tanto en identificar conjuntamente sectores, liderazgos, proyectos y productos que puedan consolidarse y crecer. Ni en definir una visión compartida sobre cómo actuar en el marco de los procesos municipalistas, aumentando nuestra capacidad para Influir en las políticas locales… Y es que, como suele pasar, este tipo de encuentros no son tan resolutivos como desearíamos al planificarlos y sobre todo, para lo que mejor sirven es, para seguir conociéndose y dar pequeños-grandes pasos, algunos titubeantes, algunos más firmes, con los que seguir avanzando.

Pero, aunque es cierto que vamos lento porque vamos lejos, no lo es menos que la coyuntura ¿obliga? y que esa alternativa económica que lleva años larvándose, tiene ya que eclosionar, si no queremos quedarnos en eterno gusano. Y quizá esta sea la primera pregunta para marcarnos objetivos comunes ¿queremos realmente dejar de ser gusano? ¿es eclosionar la vía o un peligroso espejismo? Y si es que sí ¿estamos preparadas para ello? Y más preguntas ¿es posible un cambio de paradigma confiando en la toma del poder para desde ahí transformarlo? ¿estamos dispuestas a aumentar la potencia a riesgo de que nuestras frágiles estructuras salten por los aires? ¿no es ahora el momento de ponerlas a prueba? ¿preferimos seguir construyendo alternativas contrahegemónicas que vayan ganando poco a poco masa crítica y legitimidad desde la base? ¿son esas pequeñas iniciativas realmente una alternativa al sistema imperante o limitados espacios de confort autoconplacientes? ¿existe alguna otra vía que no estamos sabiendo ver y explorar?

Quizá estas preguntas metafísicas sean las que, aunque significativas, más que abrirnos campo de juego, nos impiden adoptar una posición desde la que actuar. Y es que las preguntas no son más que un síntoma de que la cosa no está suficientemente clara y nos movemos entre la duda, el respeto, la ansiedad, el miedo o la (in)prudencia. Pero ¿es que acaso en algún momento va a estarlo? Hay que asumir que nos ha tocado jugar la partida desde el desequilibrio, la inestabilidad y la incertidumbre. Y a esa posición es a la que tenemos que sacar partido para cambiarla (porque además, no tenemos otra).

Este texto (quizá demasiado largo, pero que tampoco hemos querido hacerlo más corto), más que la conclusión sobre nada, pretende ser una herramienta más, un artefacto para la (auto)reflexión, para ayudar a coger una postura en gerundio, desde la que ir actuando. Está escrito según sale, sin pensar demasiado, a partir de las notas que nos trajimos de Zaragoza. Plantea una serie de medidas (probablemente no suficientemente precisas -pero que si contienen el germen de lo concreto-), que junto a otras, habría que considerar si queremos que la ESS se desarrolle y fortalezca, para poder dejar de ser la eterna alternativa y constituirse en realidad palpable generalizada. Lo cierto es que muchas de estas medidas ya se están tomando, pero aún de manera tímida y/o poco articulada… ¡Y es el momento de aumentar la potencia!

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Aclarar misión, concretar objetivos y diversificar las estrategias e instrumentos de actuación


Una tentativa de propuesta

1) Nuestra misión es transformar el modelo social imperante hacia uno más justo y sostenible, a través de instrumentos como la política, la cultura y en el caso de REAS, la economía, a través de la ESS.

3) Estrategias diversificadas según contextos y agentes, de pedagogía y negociación, de ampliación de marcos y mejora de condiciones, de lobby político en Europa y presión social en las calles, de enfrentamiento o infiltración, de hackeo y Caballo de Troya, y sobre todo, de creación y fortalecimiento de nuevas alternativas.

4) Desarrollar de forma cualitativa instrumentos y acciones concretas como:

  • Significar, simplificar y escalar iniciativas, FORTALECIENDO las buenas prácticas en los sectores que nos son más naturales-habituales (alimentación, reciclaje, energía, finanzas, educación, salud, cultura…); a la vez que IDENTIFICAMOS SECTORES ESTRATÉGICOS, buscando referencialidad e impacto social, volumen de facturación, generación de empleo (basuras, telecomunicaciones, obras públicas, fabricación avanzada…); e INVIRTIENDO decididamente en ellos desde la ESS.
  • Dotarnos de infraestructuras, medios y recursos básicos propios, materiales e inmateriales, para sostener el desarrollo de la ESS (haciéndolas crecer al margen o en paralelo a lo hegemónico existente y que a nosotras también nos atraviesa).
  • Profesionalizar nuestras iniciativas, captar talento y rescatar profesionales de ‘el lado oscuro’, para sofisticar y consolidar nuestras iniciativas, hacerlas más eficaces y competitivas frente a las empresas del modelo capitalista. Esto no debe significar en ningún caso perder aspectos positivos y diferenciales de nuestros modelos organizativos y de gestión, sino la optimización y mejora de los mismos, integrando además nuevas dinámicas y herramientas de mejora.
  • Articular instrumentos desde la Administración Pública como las clausulas sociales de contratación, la auditoría social o la compra pública responsable.
  • Y probablemente lo más importante, aprovechar el clima social favorable para, a través de acciones de comunicación, divulgación de casos demostrativos y creación de comunidades de práctica, aumentar la masa crítica alrededor de la ESS, el número de personas afectadas y comprometidas con el cambio.

¿Un error en la secuencia?

Pero parece que nos hemos saltado el paso 2). No hemos concretado suficientemente los objetivos, no los hemos nombrado suficientemente, ni los hemos acordado e interiorizado como sector (o al menos no como REAS) y hemos pasado directamente a las estrategias e instrumentos. Si carecemos de objetivos, el resto pierde sentido o al menos eficacia. Quizá esto ha sido incluso útil hasta el momento, en momentos de siembra, experimentación y/o resistencia. Pero no parece serlo para el momento actual, en el que tenemos que aprovechar ese clima social favorable para que las fisuras se conviertan en oportunidad. Es el momento de madurar nuestras prácticas y escalarlas, para ver si somos capaces de ofrecer una alternativa plausible, no ya para nosotras mismas -las más militantes-, sino para la sociedad en general. Así que lo primero, no nos hagamos trampas a nosotras mismas, no nos saltemos pasos fundamentales.

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Dedicar tiempo a pensar(nos) en común

Dedicamos muy poco tiempo tanto a pensar juntas nuestros objetivos, como a fijar de manera precisa el denominador común que nos cohesione, o a plantear de forma colectiva acciones estratégicas. Y eso nos lleva a dedicar demasiado esfuerzo a discusiones entrecortadas y a seguir careciendo de un plan de acción efectivo (al menos a corto y medio plazo), formado tanto por acciones de alto impacto, como por una gran diversidad de pequeñas iniciativas.

Y es que hay que entender que dedicar mucho más tiempo a juntarnos (con objetivos, premisas y metodologías claras) es TRA-BA-JAR; y es la mejor inversión que podemos hacer si operamos con visión a largo plazo. Para ello, hay que desembarazarse de la falsa urgencia del día a día, que nos tiene atrapadas, ensimismadas con nuestras problemáticas particulares. Y también hay que aprovechar e inventar nuevas maneras de trabajar juntas de forma presencial y no-presencial, trabajo por proyectos, metodologías de design thinking, co-creación, prototipado y desarrollo ágil, etc. Maneras que además sean sostenibles a nivel material para las propias organizaciones y personas implicadas, sin condicionar completamente sus vidas (el camino transformador de la ESS debe parecerse más a las fiestas de celebración de la cosecha que al vía crucis de Semana Santa).

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Organizarse más y mejor

De manera diversa y distribuida pero coordinada (o al menos consciente), manteniendo siempre una doble mirada de acción e incidencia, desde-entre lo micro y lo macro. Y hay que entender la diversidad y lo distribuido desde la ecología, el diseño permacultural y la ética hacker. Porque no se trata que cada cual acometa una iniciativa similar a la que acometen otras, porque simplemente ni nos hemos puesto a hablar sobre ello o cuando lo hemos hecho, hemos terminado centrándonos más en lo que nos hacía diferentes que en lo que podía unirnos.

Quizá se trate de aprender a diseñar proyectos en común, cada una desde su lugar y sus saberes, repartiendo roles y responsabilidades. Diseñar y trabajar juntas desde las diferencias, poniéndolas en valor y buscando soluciones. Porque si no, además, continuamente nos quedamos a medias, hacemos propuestas que son insuficientes e insostenibles y causamos desconcierto en aquellas a quien nos dirigimos.

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Masa crítica para ser eficaces y eficientes y aumentar el impacto

Una cosa es la diversidad e incluso la abundancia de agentes e iniciativas y otra la atomización y solapamiento, porque seamos incapaces o torpes a la hora de juntarnos, de mezclarnos, de cooperativizarnos, de mutualizarnos. Y es cierto que no es fácil, porque nos llevan educando generación tras generación para lo contrario, poniendo todo el énfasis de lo común, únicamente en la familia como unidad de (re)producción, minimizándose o descartándose otras posibilidades.

Pero quizá es el momento dejar de producir continuamente novedades (empujadas por los perversos mecanismos de financiación y justificación) y amortizar mucho más los esfuerzos, repetir para mejorar y profundizar en las propuestas. Renunciar a parte de nuestras marcas (hay inflación de marcas y miniproyectos, que probablemente son nuestra propia limitación, nuestra crisálida), fusionarnos o cuando menos federarnos y enredarnos de forma mucho más clara y estratégica. Reagruparse, sumar para multiplicar, sin que eso signifique necesariamente dejar de ser unas mismas (o quizá sí). Dejar de ser para ser más, para ser mejor y más claramente percibidas, para poder escalar nuestra oferta, para poder llegar a donde no llegamos por separado. Pensar sobre qué es mejor que sea centralizado o distribuido, qué concentrado o expandido y diversificado. Porque no hay una sola posibilidad correcta, sino múltiples, dependiendo del contexto, circunstancias, fases de madurez, etc.

Y lo bueno es que sobre esto cada vez tenemos más ejemplos e instrumentos desde la ESS. Para nosotras desde WikiToki, casos como Grupo Tangente y LabCoop son todo un referente experimental. Pero aún hay mucho que avanzar por ahí, mucho que compartir, depurar y remezclar. Ese puede ser un gran reto y tenemos por ahí un prototipo a medias como es RedCoop, que puede dar mucho juego en ese sentido.

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Órdago a mayor desde la chica

Ahora que tenemos una oportunidad, no es el momento de minimizar planteamientos y adaptarse, de simplemente hacerlo algo mejor. Es el momento de radicalizarse (en el sentido de ir a la raíz), planteando, no tanto antagonismos, como posibilidades de transiciones dialógicas, inclusivas y acogedoras. Es el momento de hacer realidad todo eso por lo que tantas llevan tanto tiempo soñando y trabajando. Es el momento de jugar más que nunca, de hacer más y mejores pruebas, de prototipar a escala 1/1, sabiendo que estamos en beta permanente. Es el momento de responsabilizarse del juego, sin autocomplacencia, llevándolo hasta las últimas consecuencias. Es el momento de poner en marcha juegos cooperativos, en los que también haya componentes relacionales y lúdicos, reproductivos y no sólo productivos. Es el momento de no ponernos nerviosas, de no dejarnos arrastrar por la prisa, a la vez que no paramos de jugar; siendo conscientes de que esos juegos, esas pruebas, no tienen por que ser soluciones ni perfectas ni definitivas, sino procesos de búsqueda de modelos. Pequeñas y grandes pruebas, que además tienen que serlo actuando sobre la propia realidad, para lo micro, pero también para lo macro.

Pero no debe darnos miedo jugar, al fin y al cabo el capitalismo siempre ha estado “jugando” con nosotras (somos sus piezas). Y ahora tenemos la oportunidad, no sólo de que juguemos juntas, sino de que el juego sea de todas y entre todas pongamos las reglas. Juegos en los que tenemos que tratar de mantenernos lo más alejadas que sea posible de la idea de producir hegemonía (ni nueva, ni otra hegemonía). Juegos complejos, que traten de cambiar el mundo sin tomar el poder (aunque por las decisiones tomadas en los últimos meses, todo parece indicar que hayamos elegido otro camino). Juegos entre lo público, lo privado y lo común, entre la autonomía y la interdependencia, entre la autogestión, el estado socio y el desarrollo al máximo del principio de subsidiariedad.

Como una buena referencia, podemos fijarnos en como en Ecuador, a escala país, en el último año han puesto en marcha FLOK Society, un proyecto impulsado desde el gobierno a través de distintas políticas públicas. Todo un proceso de cambio de modelo económico-productivo, trasladando sus propios valores ancestrales, desde la pachamama, a la sociedad del conocimiento. Una apuesta que, frente al capitalismo cognitivo, frente al colonialismo neoliberal transnacional extractivista, se instituye desde el procomún, lo libre y abierto. Un modelo de economía social, que trata de poderse aplicar de manera transversal o integral a todos los ámbitos (re)productivos como la educación, la ciencia y la cultura, la agroalimentación, la energía, las telecomunicaciones o la fabricación.

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Más allá del crédito solidario, la inversión colectiva

Todo este proceso de cambio de modelo socio-económico se debe apoyar sobre nuevas infraestructuras, medios y recursos comunes. Debemos luchar para que gran parte de estas inversiones se hagan desde lo público (que lo público recupere su función), pero tampoco podemos quedarnos esperando a ello. El inicio de ese nuevo modelo lo vamos a tener que construir en gran medida con nuestras manos y nuestros medios. Y esa inversión colectiva también forma parte de la apuesta, si queremos que tenga posibilidades de éxito.

Eso es lo más importante que aprendimos poniendo en marcha Goteo de la mano de Platoniq (¡Qué tiempos aquellos!); que el funding es sustancialmente diferente cuando lo es desde el crowd, y exponencialmente transformador cuando se hace desde la conciencia de los commons, sabiéndose comunidad y poniendo por encima los retornos colectivos (además libres y abiertos) sobre las recompensas individuales.

Porque desde la ESS nos hemos dotado de herramientas de banca ética, de crédito social y solidario, pero algunas de las infraestructuras, medios y recursos de que necesitamos dotarnos, no las vamos a conseguir (sólo) desde el préstamo, sino desde la inversión, no a fondo perdido, sino con retorno social.

Por eso, necesitamos hacer una reflexión estratégica para saber cuales son esos comunes prioritarios en los que centrar ahora la inversión, para maximizar el beneficio colectivo. Y a partir de ahí, hacer un claro llamamiento a lo crowd, a la comunidad afectada, identificar el capital no vinculado al ahorro personal del que podemos disponer colectivamente ¡Y MOVILIZARLO!

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Del campo de batalla semántico a la klínika de palabras

La guerra por apropiarse o re-apropiarse del lenguaje nos quita mucha energía. El capitalismo es colonizador y a nosotras parece que sólo nos queda la defensa ante el asedio o la huida hacia delante dejando la tierra quemada. Eso nos ha pasado tanto con palabras que creíamos ‘nuestras’, como participación, procomún o colaboración; como con otras a las que damos la espalda por considerar ‘suyas’, como emprendizaje, innovación, marketing o incluso la propia economía. Sólo palabras-conceptos como feminismo (correosas e indigestas para el capitalismo heteropatriarcal) parecen resistirse. Pero de esas tenemos pocas (otra podría ser, anarquía) y no resultan del todo útiles para aspirar al ‘interés general’; porque rápidamente son tergiversadas o minusvaloradas, como nos sucede también con por ejemplo, solidario, asamblea o decrecimiento.

Quizá es el momento de dejar de resistir y asumir que, como todo procomún, las palabras no son de nadie, sino que son de todas y lo importante por tanto, no es poseerlas, sino cómo las usamos y cuidamos. Recuperarlas, reciclarlas, re-significarlas; y hacerlo desde la Unidad de Cuidados Intensivos donde se encuentran algunas, pero también desde las salas de Maternidad, para alumbrar otras nuevas. Sin palabras tabú, desde la pedagogía del lenguaje, transicionarios y lectura fácil. Pensando en-desde un lenguaje más accesible, asertivo y sexy, con humor y creatividad. Cambiando imaginarios y subjetividades y haciéndolas accesibles. Porque desde el cambio cultural vendrá el cambio de paradigma. Por eso es el momento de emprender hacia la ecoSInuestra.

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Sobre la idea de emprendimiento y empresa

Emprender es comenzar un camino, empezar a hacer una cosa determinada, en especial cuando exige esfuerzo, compromiso o trabajo. Afrontar un reto que tiene cierta importancia o envergadura. Tomar la iniciativa. Acometer una empresa (como proceso).

Una empresa (como forma), es un instrumento, un medio, una herramienta, útil para conseguir un fin (no es el fin en si misma). Empresa como dispositivo que implica gestión de recursos, organización del trabajo, producción de bienes materiales o servicios.

La cuestión es, sabiendo que los procesos y las formas sí tienen gran capacidad de modificar contextos y comportamientos ¿al servició de qué y quién ponemos el emprender y la empresa? Y además, ver si desde la ESS somos capaces de poner ambas cosas al servicio de nuestros fines, que no son nuestros, sino de múltiples comunidades (que no mercados) y personas (que no consumidoras). Por eso, tan determinante como el qué y el para qué, lo es el cómo.

Por eso debemos recuperar las palabras. Afirmar unos significados y matices y desplazar otros. Para sembrar la idea de que:

  • El emprendimiento es un proceso colectivo, cooperativo, para-desde la comunidad (mucho más allá de la heroica aventura de un individuo o grupo de individuos aislados).
  • Además de tener ideas (vinculadas a necesidades sociales concretas), la clave es agruparnos para desarrollarlas y llevarlas a cabo; y hacerlo de forma justa, ética y democrática, desde la toma de decisiones, la autoorganización de la fuerza de trabajo y la posesión colectiva, tanto de los medios de producción y como de los resultados producidos.
  • La ESS se puede y debe desarrollar en todos los ámbitos de la vida (salud, educación, cultura, alimentación, vivienda, energía, tecnologías y comunicaciones y otros productos y servicios auxiliares).

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Parecido no es lo mismo

El emprendimiento e innovación social es una tendencia internacional de marcado carácter anglosajón y con mucha influencia en las políticas de la Unión Europea. Como toda tendencia, produce a su alrededor inflación de agentes y programas y se generan distintas dinámicas, muchas veces confusas y contradictorias entre sí.

A nivel estatal sólo hace falta consultar artículos recopilatorios como por ejemplo “El emprendimiento social en España y los líderes del cambio” publicado por El Referente, para ver la proliferación y diversidad de iniciativas, muchas de ellas con el único denominador común de la etiqueta otorgada o autoasignada de ‘social’. Sin entrar a fijarnos en las empresas e iniciativas en sí mismas, sin buscar demasiado, pueden encontrarse directorios y glosarios como Mecambio, Mercado Social o Economía Solidaria y Derechos Humanos; programas impulsados por la banca tradicional, como Momentum Project del BBVA, que además de darse un barniz social, sobre todo buscan nuevos mercados y sangre fresca empresarial; proyectos ligados a la educación formal o informal, dirigidos a despertar en gen del emprendimiento social y detectar innovaciones, como Team Labs o Think Big de Telefónica; redes de emprendedores como Change Makers de Ashoka o Impact HUB; laboratorios ciudadanos como Medialab Prado en Madrid o Citilab en Cornellà; servicios de apoyo al escalado y transferencia como Up Social; o confederaciones, asociaciones o intentos de lobbies como CEPES, REAS, Red Creactiva, Social Emprende o Emprendedor Social. A eso, solamente desde iniciativas que tratan impulsar, acompañar y dar soporte específicamente al emprendimiento social colectivo-cooperativo, se suman muchas propuestas con fines e incluso nombres muy similares, como Emprendes.net, Emprender.coop, Emprende.coop, LabCoop, Juntas Emprendemos o Emprendipia. En definitiva, todo un galimatías al servicio o a costa del emprendedor y de lo social.

Un río revuelto en que la ESS, en principio pudiendo parecer que nada en aguas propicias, le toca nadar cual salmón contracorriente. Un rompecabezas en el que muchas veces las preguntas son ¿qué buscan todos estos agentes situándose alrededor de la economía social? ¿todos sus intereses son legítimos? Pero quizá no sea prioritario distraernos ahora con eso… Que cada cual (dentro de un orden) busque y ponga en juego sus intereses, nos parezcan estos mejores o peores. Si, sabemos que parecido no es lo mismo y que este es un tema controvertido, pero igual, más que dedicar esfuerzo a desenmascarar y expulsar a quienes no nos gustan (la mayoría de las veces con razones bien fundadas, pero otras muchas con excesivos purismos y/o prejuicios), probablemente sea más eficaz dejar que la realidad se decante. Y mientras tanto, apostar por aumentar la masa crítica y que el ámbito de la economía social se visibilice y socialice de forma generalizada. A la vez que nos damos la oportunidad de, en el camino, mantener un diálogo abierto con el resto de agentes, (re)conocernos y aprender de lo que las demás hacen bien (siempre hay mucho que aprender).

Esto no significa que debamos actuar de forma ingenua o acrítica. Al contrario, no debemos descuidar nuestros objetivos y estrategias, y a la par que apostamos por la socialización de la economía social como ‘marca paraguas’, desde la ESS tenemos que seguir desarrollando, fortaleciendo y afinando nuestros propios instrumentos e iniciativas, para tenerlas listas, para cuando la gente las demande, quiera tomarlas, participar en ellas. Tenemos que:

  • Desarrollar a través de instrumentos concretos el ámbito del emprendimiento social cooperativo (tanto en un orden práctico como simbólico), frente a otros tipos de emprendimiento.
  • Diversificar, fortalecer y escalar la oferta de productos y servicios del Mercado Social. Aumentar la masa crítica y referencialidad de iniciativas y casos demostrativos.
  • Ayudar en el transito de un modelo a otro en la vida cotidiana. Mejorar la divulgación-comunicación, aumentar canales de distribución y puntos-formas de acceso, facilitar el cambio, etc.
  • Y a nivel interno, aumentar nuestra eficacia y eficiencia, racionalizando marcas, mensajes y esfuerzos, aumentando nuestra capacidad de federación y mutualismo, resultando más atractivas y acogedoras para profesionales que aún no están en la órbita de la ESS.

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Retroalimentarse para actuar

Y hasta aquí llega la reflexión que nos ha traído este cambio de año. Porque aquí ya casi volvemos al inicio, se cierra el bucle, el texto se retroalimenta. Así que ahora toca masticar, rumiar, digerir, individual y colectivamente. Y actuar en consecuencia.

¡¡EL 2016 PROMETE!!