Redefinir los QUÉs transformando los CÓMOs

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De lo público a lo común. Sobre democracia real, gobernanza distribuida y participación desde la libre cooperación, como forma de recuperar el estatus ciudadano, la política como vida pública y el ejercicio de la soberanía popular.


En los últimos meses, desde ColaBoraBora hemos participado en varios foros relacionados con la participación ciudadana, impulsados desde administraciones públicas. En todos ellos sentimos como esa sensación de potencia y oportunidad, a la par que un gran desasosiego. Y es que ¿A quién le interesa ahora la participación y por qué? ¿Por qué discursos y prácticas periféricas encuentran centralidad? ¿Qué impulsa todo esto: deseo, incapacidad, miedo? ¿Cambio de modelo o cambiar para que todo siga igual?

La experiencia (es jodido, pero ya vamos teniendo una edad) nos ha acostumbrado a desconfiar de lo que pueden dar de si ciertas instancias, pero también nos ha enseñado que las oportunidades se encuentran en las rendijas y que, más allá de las grandes estructuras burocráticas están las(algunas) personas. Por eso, tratamos de que cierta dosis de ingenuidad posibilista siga alimentando nuestras acciones, a la par que intentamos mantenernos alertas ante el oportunismo, el desmantelamiento y la desposesión política, social, cultural y económica; de las que si bien, coyunturalmente, podría emerger una posibilidad transformadora, lo que seguro ya se da, es la cruda aniquilación y fractura social.

Es crudo, sí… pero ya estamos aquí. Y es desde este contexto desde el que debemos actuar. Así, ante la cada vez más generalizada fórmula para salir de la crisis, basada en el paso del Estado del Bienestar a una sociedad participativa (con la coronación del rey de Holanda como uno de los hits del 2013), podemos, a la vez que ver las orejas al lobo y desentrañar los peligros de la disolución del Estado promovida por el neoliberalismo, dar una vuelta de tuerca más. Podemos aprovechar para poner sobre el tablero de juego propuestas como las de la democracia inclusiva, los territorios en transición, la economía solidaria o tantas de las tesis del anarco-comunitarismo, la auto-gestión, los feminismos, el ecologismo o los movimientos de liberación del sur. Iniciativas que llevan mucho tiempo luchando por la abolición de las relaciones de dominación y desigualdad en el trabajo, la escuela, el hogar y en la esfera social en general; que llevan años larvándose, que han cogido fuerza a partir de movimientos ciudadanos -de los que el 15M es el más significativo- y están practicándose a pequeña escala, fortaleciéndose en terreno hostil, aprendiendo de sus propios hallazgos y errores, generando mareas, para poderse presentar como modelos alternativos que articular entre todas. Propuestas que en gran medida afectan a la forma en que nos gobernamos.

¿Qué queremos?

Más democracia

Y es que la tan recurrente crisis está siendo también la crisis del modelo de la democracia occidental tal como la conocemos. Sólo hace falta fijarse en casos como los de la Bélgica sin gobierno, la Italia intervenida, la insumisa Islandia… Ha llegado el momento de pensar que probablemente, la democracia representativa ya ha dado de sí todo lo que podía o mejor, todo lo que se la ha dejado dar de sí. Parece que definitivamente se está perdiendo la confianza (aunque seguimos demostrando una total sumisión o profundo masoquismo) en un sistema sometido a mercados especulativos y transnacionales, a unas estructuras jerarquizadas y controladas por oligarquías de partido, a unos mecanismos burocratizados y a unos agentes, que como hemos gritado, no nos representan, porque no defienden de igual modo los intereses de toda la ciudadanía.

Por eso, la pregunta ya no es sobre las formas de participación ciudadana dentro de la democracia representativa, sino sobre el tipo de democracia en sí. Ya no nos conformamos con simples formalismos, queremos cambios formales profundos, transformar los cómos. Queremos un cambio de sistema operativo, pasando de lo centralizado, jerarquizado y opaco, a lo distribuido, abierto y transparente. Porque ya no queremos seguir sometidas a eso del más vale lo malo conocido. Queremos redefinir los QUÉs transformando los CÓMOs… Es el momento de recuperar la voz y el control sobre las decisiones que nos afectan.

¿Cómo la queremos?

Democracia real YA

Poco a poco vamos conociendo, perfilando y experimentando posibilidades para poner en juego una democracia real, integral: política, directa deliberativa, de delegación en vez de representación, desde la asamblea de pueblo a las comunidades confederadas; económica, gracias al mutualismo y a la gestión colectiva y solidaria de los recursos de producción, más allá de los límites de la economía de mercado y la planificación estatal, con la renta básica como base; social, atendiendo a todo lo reproductivo, desde los cuidados a la generación del conocimiento; y ecológica, asegurando la reintegración armónica de la sociedad con la naturaleza.

Además, la democracia que queremos precisa de múltiples canales y medios (digitales y presenciales) para la colaboración, monitorización, participación y decisión, que favorezcan la información, la elaboración de propuestas y enmiendas y la posibilidad de voto y veto permanente sobre los asuntos comunes.

Todo ello se concreta en modelos como los de la democracia inclusiva, la participativa, la adhocracia. Propuestas concretas sobre gobernanza política, como el proceso de organización desde abajo para ganar la democracia de enRed, la democracia y punto de la Red Ciudadana del PartidoX, la organización líquida de Pirates de Catalunya o el sorteo político como forma de participación distribuida. Herramientas que facilitan la acción ciudadana como las propuestas por Civio o CitySens, una plataforma para el networking cívico local que ahora mismo [minuto de publicidad] se encuentra en campaña en Goteo. Y ejemplos muy cercanos llevados a la práctica como los de la ecoaldea autogestionada de Lakabe, la plataforma ciudadana que gobierna Zalla o uno de nuestros favoritos, la PAH, por lo que tiene de encarnar políticamente la precariedad y ejemplificar el traslado de las prácticas P2P a la organización social, haciendo de lo que era una problemática individual una lucha colectiva y distribuida.

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¿Cómo lo hacemos?

De lo público a lo común desde la libre cooperación

Somos conscientes de que estas son posibilidades no exentas de dificultades y además, a la vez, tenemos que ser capaces de despojarnos del individualismo que con el Capitalismo hemos naturalizado (su mayor victoria) y ser conscientes de la potencia de la inteligencia colectiva. También sabemos de nuestro déficit de cultura democrática, pero ¿acaso hay dudas sobre que la cultura (política), como mejor se aprende y valora es practicándola y disfrutándola? Por eso, nos creemos en el derecho o ya, en la obligación, de probar prototipos, empezando por lo cercano y lo concreto, desde lo pequeño, reivindicando que lo cotidiano es político, sabiendo que un huerto urbano es mucho más que un huerto urbano; pero sin olvidar la gran escala, atendiendo a un sistema que es afectado por multitud de necesidades cruzadas.

Necesitamos entrenamientos, exploraciones, performances; dotarnos de procesos y herramientas prácticas, pero también cambiar la mentalidad y las costumbres, y renovar los imaginarios, el espacio simbólico sobre el que hemos definido nuestras formas de relacionarnos como comunidad. Necesitamos volver a entender-vivir lo público, no cómo un ámbito estatalizado (y en riesgo de privatización), sino como procomún; suponiendo eso, no una renuncia a la reclamación del mantenimiento de los derechos fundamentales, sino al contrario un ejercicio para ensancharlos. Más que hacer una defensa numantina del supuesto Estado del Bienestar, necesitamos superarlo y ponemos colectivamente, desde el mutualismo, en situaciones de riesgo (fuera de la convención y del espacio de confort que obviamente no lo es), en las que quizá pueda parecer falte el suelo, pero porque se está en la búsqueda y la construcción de los cimientos para unas nuevas relaciones políticas, que tengan lo común como basamento.

Para conseguirlo necesitamos des-institucionalizarnos y des-partidistizarnos. Poner sobre la alfombra la plasti, el LEGO, los bloques de madera y las piezas del Mecano e ir recombinando a ver qué sale. Para jugar entre todas, necesitamos compartir y confiar; que unos se atrevan a perder control, a soltar poder y que otras hagan el ejercicio de restituir su estatus político como ciudadanas, delegado o arrebatado y sustituido por el de trabajadoras, consumidoras o votantes, según el caso. Necesitamos querer ser ciudadanas libres, informadas, implicadas, afectadas, corresponsables. Recuperar y ejercer la soberanía.

Y las premisas principales para que el juego de la democracia fluya, son aquellas que aprendimos sobre la libre cooperación, esto es: que los límites y las reglas, siendo claras, puedan ser cuestionadas y negociadas continuamente, a partir de relaciones no-jerárquicas, no-autoritarias, no-prescriptivas, en las que todo el mundo debe reflexionar, discutir, debatir y negociar sus deseos, necesidades y expectativas de(con) las demás. De esa forma no caeremos en la perversa dicotomía decepción vs satisfacción, que coarta y condiciona el fracaso vs éxito de muchos procesos de participación, si el resultado no es el que nosotras proponíamos y perseguíamos en un inicio; sino que seremos capaces de entender lo dialógico, conflictivo y complejo como el verdadero motor de estos procesos y valoraremos las decisiones compartidas. Porque en general, no es el resultado, la decisión en sí lo que más nos decepciona, sino que es la forma en que esa decisión se toma, lo decepcionante.

¿Quiénes?

Todas, desde todas partes

No hay otra manera. Esta reclamación debe dejar de ser un nicho para activistas. Reclamar más democracia debe ser una tendencia mainstream. Porque a todas nos afecta. No puede ser una reclamación de las mismas de siempre, sino que ante todo, debe serlo de las voces subalternas, esas que cuando aparecen, suelen hacerlo representadas por agentes que toman(mos) la voz en su nombre. Sólo con su participación directa, el cambio, no sólo será posible sino que tendrá sentido.

Propósito para 2014

Todo esto puede parecer complicado, pero en realidad quizá no lo sea tanto. En todo caso, tan complicado como hacer ejercicio, dejar de comerse las uñas, intentar aprender euskera, estar menos a la que salta… Todos esos propósitos que tenemos para 2014. Micropolíticas que ya están siendo…

Detonantes para este post

Este post es una forma de recapitular y masticar ideas y posiciones para entenderlas(nos) desde ColaBoraBora; sobre todo pensando en el marco de esos procesos institucionales en los que participamos, para tratar de aclarar(nos) sobre desde dónde hablamos, cuáles son nuestras expectativas, etc.

Así, para terminar el post, compartimos algunas referencias relacionadas con esos eventos y procesos en los que hemos participado en los últimos meses y algunos links relacionados que nos hemos ido encontrando por el camino. Referencias que tienen que ver con lo contextual y coyuntural, que son más muestra parcial que propuesta.

> A principio de octubre estuvimos en la jornada ‘Ciudadanía y participación política ¿Es necesaria la participación directa de la ciudadanía en el ámbito municipal?’, organizada por el Ayuntamiento de Donostia, con intervenciones que iban del modelo suizo a las asociaciones de barrio, pasando por ‘nuevas formas’ de movimiento social. De lo mejor: ver las ganas que tiene realmente la gente de participar. Aprovechamos para dejaros el vídeo de nuestra intervención, que trataba de aportar, saliéndose un poco por la tangente:


> Después, estuvimos en Málaga participando en #innovaciONG, una jornada organizada por Nani Soriano para el Área de Participación del Ayuntamiento de Málaga, relacionada con participación ciudadana, innovación social y tercer sector ¡Un pantano en toda regla! Quedaron un buen montón de sugerentes twits.

> Y ahora mismito formamos parte del grupo de contraste, del proceso puesto en marcha por el Gobierno Vasco e Innobasque encaminado a escribir de forma abierta ‘El libro blanco de democracia y participación ciudadana en Euskadi’, un documento que pretende establecer el derecho de la ciudadanía y la obligación de la Administración a la transparencia e impulsar la participación activa de las personas en el proceso de toma de decisiones públicas que les afectan.

Apuntamos aquí (a lo dicho siempre podemos agarrarnos y reclamarlo) algunas ideas extraidas del discurso de presentación de este proceso el pasado 18 de diciembre, de Josu Erkoreka, Portavoz del Gobierno Vasco y Consejero de Administración Pública y Justicia:

Frente a la devaluación del sentido de lo público, es necesario un cambio de mentalidad, para impulsar, movilizar, e involucrar a la sociedad y las administraciones hacia un clima de confianza mutua.
Necesitamos un nuevo modelo de gobernanza basado en los principios de transparencia y colaboración, en la interacción entre instituciones, ciudadanía y agentes privados. Y mecanismos de cooperación para que la potencia de la inteligencia colectiva genere valor público, esto es: dar respuestas efectivas a los complejos y relevantes problemas de la sociedad; favorecer y generar oportunidades para las actuales y futuras generaciones; fomentar la deliberación democrática, creando comunidad, creando ciudadanía, produciendo más democracia.
Lo público no son las instituciones, sino el conjunto de bienes tangibles e intangibles cuya posesión, responsabilidad y disfrute corresponde a toda la ciudadanía
Debemos impulsar un liderazgo público inclusivo, participativo e integrador para la búsqueda activa del bien común.

Habrá que ver cuanto del discurso se traslada a las prácticas… Demasiadas veces nos sorprende lo de acuerdo que podemos estar con lo que se dice y lo poco de acuerdo con lo que se hace o cómo se hace. ¿Qué pasaría si la ciudadanía reclamásemos al Consejero que haga efectivo su discurso? Puede que esa sea una partida a jugar aunque no terminamos de saber que ficha somos (o se percibe-pretende que seamos). En definitiva, otro pantano, este de dimensiones considerables. Para hacer un poco de pie, desde Innobasque nos dejan la publicación ‘Nudos de participación’.

> Arrejuntando todas las notas que hemos ido tomando en todos estos sitios, empiezas a escribir. Pero cuando te pones, empieza a funcionar el hipertexto y estás atenta a cosas a las que un momento antes no hubieses prestado la misma atención. Eso nos pasó con el twit de Elisa de Pez Estudio linkando el que ni traido al pelo artículo de Ruben Martínez en NATIVA: ‘Los derechos sociales como nicho de mercado’, que nos anima a preguntarnos sobre el por qué y para qué de que esto de la participación sea tendencia. Lo que nos llevó al artículo de Joan Subirats en El País: ‘¿Del Estado de bienestar a la sociedad participativa?’, en el que señala el mutualismo y cooperativismo como opciones para la acción política y la autonomía social. Y al tiempo nos topamos con las predicciones-tendencias para 2014 de NESTA, entre las que pueden encontrarse el crowdsourcing político o la articulación de la triada: gestión pública, innovación social, participación ciudadana.

> Y cerramos esta suma de links preguntándonos sobre quiénes y cómo participamos, acercándonos a Gayatri Gayatri Chakravorty Spivak y su planteamiento sobre los subalternos:

Ser capaz de hablar implica
la posibilidad de tener una respuesta.

losalguiensatrapadosenlared

Para terminar continuando

Una miniplaylist para animar la emergencia

> Cuando los dinosaurios dominaban la tierra, de Eskorbuto
> El internet, de Los Alguiens
> Ultramarinos Contreras, de Mansilla y los espías
> Corazón, de Albert Pla