El “procomún” (traducción al castellano del “commons” anglosajón), es un modelo de gobernanza para el bien común. La manera de producir y gestionar en comunidad bienes y recursos, tangibles e intangibles, que nos pertenecen a tod*s, o mejor, que no pertenecen a nadie. Un antiguo concepto jurídico-filosófico, que en los últimos años ha vuelto a coger vigencia y repercusión pública, gracias al software libre y al movimiento open source o al premio Nobel de Economía concedido a Elinor Ostrom en 2009, por sus aportaciones al gobierno de los bienes comunes.
El procomún lo forman las cosas que heredamos y creamos conjuntamente y que esperamos legar a las generaciones futuras. Una gran diversidad de bienes naturales, culturales o sociales, como por ejemplo: la biodiversidad, las semillas, Internet, el folclore, el agua potable, el genoma, el espacio público, etc. Bienes que muchas veces sólo percibimos cuando están amenazados o en peligro de desaparición o privatización. Tod*s pueden acceder al procomún, es un derecho civil más y no sólo quienes pueden pagárselo.
El procomún nos re-sitúa en un marco humanista, en el que ganan nueva legitimidad temas que el modelo neoliberal ha dejado de lado, como la transparencia, la equidad, el acceso universal o la diversidad. Propone una posible alternativa a la economía de mercado, desde la que volver a integrar lo económico y lo ético, lo individual y lo colectivo. Un modelo que se apoya en comunidades estructuradas sobre la confianza.
El procomún es creado y recreado, conectado y reconectado. Nace de la interacción entre los miembros de una comunidad (comunidades distribuidas y/o de extrañ*s hasta ese momento) reunidas alrededor de un tema o de un problema. El procomún es un estado de emergencia (por imprevisible y por urgente), surge del empoderamiento de l*s “afectad*s” que reclaman derechos amenazados o destruidos. No hay procomún sin comunidad, y viceversa. Por tanto, el objetivo principal es hacer visibles comunidades emergentes de personas afectadas -darles el tiempo, darles la experiencia, darles la tecnología, darles los media, darles la palabra-, con la voluntad de construir entre tod*s un mundo más justo, un mundo común.
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Me alegro de haber escuchado entrevista sobre este hermoso gesto en procomun. Ya era tiempo de que la inteligencia humana en ciertas personas pudiera iluminarse una idea basada en la propia dignidad de la persona humana en su faceta más sencilla, noble como es la dignidad, la igualdad y demás valores humanos esenciales. Doy gracias a Dios por esta aproximación a lo que realmente somos, Todos hermanos que nos cuidamos y nos queremos. Un abrazo, Lucho de Toledo
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Una idea me preocupa al respecto. En cuanto este modelo se extienda seguro que ponen algún impuesto o gravamen. El modelo actual de sociedad que está funcionando porque todos hemos abrazado gustosamente no va en esa dirección. Mientras que el dinero sea un producto del que se obtiene rendimiento económico sin que medie el intercambio de bienes o servicios estamos abocados al materialismo más encendido.
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Este texto es una muestra de la pobreza intelectual que adolecen las nuevas generaciones, que en las universidades de filosofía son encandilados con lenguaje posmoderno lleno de vacío. Con sus expresiones progresistas no hacen más que debilitar conceptos que nuestros abuelos analfabetos tenían más claro. Revolución obrera: colectividades, socialización de los medios de producción. Es verdaderamente desmotivante para quienes son conscientes del sistema en el que vivimos, tener que leer tanta pedantería, tantas palabras que no conducen a nada sino a rellenar y dejar buen sabor de boca a los sumisos y pasivos de siempre. Quienes se quedan embobados con esta clase de neologismos no tienen ninguna intención de profundizar en asuntos económicos o históricos, sino en crear modas y borregos que las sigan. No hay nada nuevo en este tipo de ideas, así que animo a que lean a Kropotkin, a Marx o a Proudhon. Que se enteren de lo que ocurrió en España en los años 20 y 30, acudiendo a las fuentes de la época. Hasta los fascistas tienen una idea más clara de lo que es una revolución, y no wifi gratis o vestidores con ropa cogida de la basura.
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Considero que los conceptos de procomún colaborativo, coste marginal cero, cambio de paradigma etc., que componen la teoría y las proyecciones de Rifkin no se pueden despachar olímpicamente, con dos o tres frases de cajón so pena de patinar en un dogmatismo aún más árido que lo que se pretende cuestionar. Dichos conceptos deben tomarse como insumos o hipótesis que podrían ser aceptables sólo en forma condicionada. Me explico: el cambio de paradigma que no es otra cosa que el modo como se producen los bienes materiales o de cualquier otra índole en una sociedad dada y que ya Marx denominó científicamente como modo de producción, serían susceptibles o realizables, más aún, sostenibles, a cambio de definir un sujeto histórico que los haga posibles. De tal manera que cabe preguntarse ¿Es todavía la clase obrera ese sujeto? Y si no es ¿entonces cuál?
Por otra parte hasta el momento sólo han sido realidades parciales que no están enterrando para nada el capitalismo como de modo un tanto iluso plantea nuestro amigo Rifkin. Por el contrario, todas esas bellezas del procomún colaborativo y demás, podrían tomarse o bien como síntomas o bien como los movimientos moleculares del futuro procomún colaborativo total y planetario de la humanidad que no es otra cosa que el advenimiento de un nuevo modo de producción sin clases sociales, sin propiedad privada y sin Estado. Es decir el Comunismo. El verdadero y auténtico comunismo, no esa caricatura vergonzosa y siniestra que hemos visto en la Unión Soviética o en China, para mencionar sólo dos, valga decir, paradigmas.
A first-half wager is in order when you think one team will come out strong early but are worried about them sustaining that high level of play over the entire game. You can also use it to bet on big favorites, since the first-half point spread will generally be slightly higher than half of the full-game spread.