Un pulpo en el Plan de Competitividad Empresarial de Euskadi

Por @Ricardo_AMASTE

Ayer estuve en una reunión de seguimiento-evaluación del Plan de Competitividad Empresarial de Euskadi 2010-2013. Cuando voy a reuniones de este tipo, entiendo perfectamente lo de ‘un pulpo en un garaje’. De eso que al llegar te pones a hablar por el móvil, porque es que no conoces a nadie.

La intención era buena: confrontar colectivamente el Plan con la realidad y ver posibles modificaciones y acciones a acometer. El resultado de la mañana, entre autocomplaciente y posibilista, Nada-poco nuevo bajo el sol. Saber que en la comparativa de regiones innovadoras vamos ‘bien’ (aunque ya se sabe lo que se dice de las comparaciones). Cuando menos, se agradece el exponerse y compartir, aunque si de verdad se quiere participación-implicación, estos foros habría que articularlos de otra forma y darles continuidad. Y un toque de atención: alarmante desproporción de género y alta media de edad. La especie dominante: pitos encorbatados de sienes plateadas. Si no empezamos por cambiar-equilibrar estas cosas ¡Difícil lo tenemos!

Quiero aprovechar para dejar por escrito aquí, las apreciaciones que he hecho en la mesa de ‘Innovación, tecnología y emprendimiento‘. Tampoco mucha novedad en mis proposiciones. La cantinela de siempre… Hasta que por tener razón o por pesad*s ¡Nos hagan caso!

Lo primero una reflexión general sobre las políticas públicas de innovación (bajo nuestro punto de vista) excesivamente estandarizadas, ‘homologadas’, normalizadas, convencionales, continuistas, miméticas, que fomentan lo incremental, lo no-disrruptivo (por cierto miedo a serlo), de poco impacto social y poco efecto pedagógico y empoderador, ni hacia el tejido empresarial menos innovador, ni hacia la sociedad en general. Unas políticas que fortalecen un sesgado imaginario que vincula la innovación con lo tecnológico, en vez de promover una cultura innovadora, expandida y diversificada en sectores y ámbitos sociales. Con unos indicadores, que urgentemente deben ser (complementados por) OTROS, más cualitativos, especializados, segmentados…, que midan diferentes valores e impactos.

Y ahora, como todo no va a ser criticar, aquí van las propuestas:

  • Desarrollo del tejido económico como una red distribuida, no basada única, ni principalmente, en el tamaño de los nodos-agentes, ni en su forma jurídica, sino en la especificidad, calidad, diversidad, innovación de sus proyectos, y en su capacidad de activar las conexiones-agenciamientos entre nodos y conectar (otras) realidades.
  • Prestar atención a nuevos, diversos, emergentes nichos de mercado (sin caer en las modas y las tendencias hegemónicas de manera acrítica) basados en: la creatividad y la innovación; lo contextual, propio y local; lo social con fundamentos éticos. Atender a las características, necesidades y potencialidades de cada ámbito, sin aplicar recetas ni modelos homogéneos.
  • Repensar los modelos organizativos y relacionales, de gestión y de propiedad, poniendo en el centro a las personas (un buen ejemplo: el programa Arbela, Diputación Bizkaia).
  • Cambio de paradigma: colaborar, abrir, liberar. Euskadi como el territorio más copiado del mundo.
  • Plan de sostenibilidad: i-cosistema (Cantera+Cartera+Ciudadanía) + economía feminista (lo productivo al servicio de lo reproductivo) + permacultura (retroalimentación de sistemas y recursos).
  • El papel de la Administración Pública, a nivel interdepartamental e interinstitucional, debería ser: fomentar la coordinación y la interdependencia de-entre agentes institucionales y privados, para que desarrollen sus potencialidades cualitativas y diferenciales, tratando de que no se den solapamientos, ni se trabaje al margen un*s de otr*s… Si l*s polític*s actuan con responsabilidad que nos piden al resto, no pueden andarse con la defensa de sus intereses políticos-privados, contra los intereses de la ciudadanía. Para mi, más grave que ir a ‘cazar elefantes’, es que algunas instituciones lleven años, no sin comunicarse ni colaborar entre si, sino haciéndose la cama otras.

Para terminar un link a una carta que el año pasado enviamos a la SPRI, firmada por muchos agentes (principalmente del sector cultural), en referencia a la idea de ‘tamaño’ como sesgo excluyente y dañino, a la hora de promover políticas públicas en el ámbito de la innovación. La carta tenía el título ‘Cultura e I+D+i El tamaño no importa’ y tocaba aspectos que creo pueden ser pertinentes para pensar en claves de innovación, como son: la dimensión micro y la capacidad de agenciamiento, la creatividad (básica y aplicada), la idea de proceso y laboratorio, el trabajo en red y la flexibilidad, la adaptación al cambio: la co-creación, la transversalidad y ser radar de tendencias. Os invito a (re)leerla.

Y al final resultó que si conocía a alguien (lo que pasa es que como no veo no me entero). Después de muchos años me encontré (mejor, él se encontró conmigo), con Edorta Larrauri, con quien hace ya más años de los que me gustaría, hice un master de marketing en Sarriko, y ahora es el Director de Tecnología del Dpto. de Industria, Innovación, Comercio y turismo del Gobierno vasco. Me hizo ilusión 🙂