Dedicarnos tiempo para pensarnos en común
Este viernes (9 de noviembre) estuvimos en la jornada con la que se cerraba BAT_2012 un encuentro sobre urbanismo y convivencia que ha organizado Zaramari. Del urbanismo con perspectiva de género a la declaración universal de los derechos urbanos, pasando por inteligencias colectivas de código abierto, iniciativas ciudadanas de-para la innovación social, trabajo en comunidad entre el activismo político y la planificación urbana, ciudadanías emergentes interpretando creativamente las ordenanzas, la alternativa del co-housing entre la pobreza y la progresía la autogestión y el elitismo, ontologías con forma de plano como tablero de juego para poetizar sobre espacio público, la ciudad desde el punto de vista de l*s niñ*s… Seguir repensando nuestra relación con el espacio público, como personas, vecin*s, ciudadan*s, pero también como profesionales, como agentes (inter)mediadores desde la arquitectura, la educación, el arte, las ciencias sociales… La verdad es que ha sido una jornada apasionante, de esas que te dejan el cerebro efervescente para varios días. Incluso la hora de la comida estaba llena de sabrosos guiños a lo urbano gracias a las creaciones de la gente de Dando la Brasa.
De todos los temas que se pusieron sobre la mesa, vamos a centrarnos en algo que no era el tema central que nos reunía allí y probablemente sea demasiado autoreferencial, pero es algo que se repite insistentemente en casi todos los foros a los que acudimos y que atraviesa muchas de las experiencias colectivas y la relación entre ellas, tanto a la hora de definir estrategias de actuación conjunta, como de pensar en economías distribuidas que lo hagan sostenible.