Por Iker Atxa
Contaré en lo que ando últimamente en Innobasque a pesar de los cambios internos y los ritmos consecuentes. Compartir una reflexión sobre la resiliencia social como la capacidad para fomentar, entablar y mantener relaciones sociales positivas y para aguantar y recuperarse de factores estresantes y del aislamiento social.
Esto lo quiero ligar con la necesaria y recurrente cooperación en los grupos (del gen egoísta de Richard Dawkins al altruismo hacia los desconocidos de Dacher Keltner) y los nuevos descubrimientos relativos al contagio de la emoción (donde la felicidad parece ser bastante más contagiosa que la soledad o la depresión).
La supervivencia humana depende de nuestras aptitudes colectivas, nuestra capacidad para colaborar con otros en un mismo objetivo, y no en nuestra fuerza individual.
La cohesión y la resiliencia social del grupo importa, y mucho.
