Algunas preguntas sobre por qué no todos los proyectos están funcionando en Goteo

Llevamos ya casi seis meses con Goteo en marcha con gran flujo de proyectos. Es emocionante ver la cantidad de iniciativas interesantes que hay entorno a lo común, libre y abierto. Muchas salen adelante, consiguen el apoyo económico que buscaban para hacer un poco más sostenible su actividad, para poder dedicar tiempo y esfuerzo a ofrecer en abierto el fruto de su trabajo. Eso nos alegra. Pero hay otro sentimiento, no diría de pena, sino de cierta ansiedad, por todas aquellas que no consiguen alcanzar el objetivo que se han marcado… Nos preguntamos ¿Por qué?

Muchas veces nos hemos hecho esta pregunta, en un intento de ir encontrando respuestas que nos ayuden a ir mejorando el servicio que ofrece Goteo. Y hoy, vamos a tratar de compartir esta inquietud, utilizando como excusa Getxoberpiztu. Un proyecto que nos parece ejemplar en muchos aspectos y que entendíamos era una buena oportunidad para extrapolar el procomún a lo físico, a lo local, como prototipo de otro montón de proyectos posibles, sobre nuevas formas de entender-ejercer la arquitectura, en relación directa con la sociedad civil, tratando de pensar-construir poniendo en juego la inteligencia y la implicación colectiva… Pero a falta de 4 días de campaña, Getxoberpiztu se encuentra muy lejos del objetivo económico que se había marcado. Y si entre tod*s no le ponemos remedio, es un proyecto que NO va a salir. Y nos preguntamos ¿Por qué?

Así que, antes de seguir leyendo, lo más URGENTE: entra en Goteo y co-financia Getxoberpiztu. Buscamos 300 personas que pongan al menos 10€ ¿Eres una de ellas? Por sólo 10€ ya formarás parte de un mural virtual colaborativo; por 20, en la versión física del mural que se trasladará al solar a modo conmemorativo y por 700, un taller práctico sobre los procesos y metodologías que se han llevado a cabo (si por ejemplo, eres una escuela de arquitectura o una asociación de vecin*s inmersa en un proceso de este tipo, este taller es una ganga!).

Y ahora que tod*s ya habéis ido a Goteo, hecho vuestra pequeña-gran aportación, podemos continuar, tratando de analizar esas cuestiones, que a veces hacen que algunos proyectos de crowdfunding no lleguen a funcionar tan bien como pensábamos que lo harían.

¿FALTA DE COSTUMBRE? Creemos que este por qué, en gran medida tiene que ver con que no somos una sociedad acostumbrada a invertir en proyectos que nos interesan, nos afectan, que tienen que ver con nosotr*s. Hemos delegado toda esa responsabilidad (o nos la han arrebatado y no hemos puesto suficiente empeño en remediarlo) en las administraciones públicas y en las empresas. Estamos dispuest*s a pagar impuestos (a regañadientes y cuantos menos mejor) y a acudir al mercado a comprar productos y contratar servicios; pero no lo estamos para afrontar otras formas de inversión o co-responsabilidad económica, que posibiliten otras realidades alternativas a los modelos imperantes. Hemos perdido casi cualquier deseo de autonomía e independencia a nivel colectivo, como sociedad civil, aunque si reclamamos estas cuestiones en claves más individualistas.
En el caso de Getxoberpiztu, se trata de un espacio baldío ganado al tejido urbano para la vida pública. Un solar recuperado, en el municipio de Getxo, en el que en un proceso participativo, se ha decidido qué hacer, cómo hacerlo y se va a construir también colectivamente ¿Acaso procesos de este tipo sólo se pueden llevar a cabo si los financia completamente el Ayuntamiento? ¿L*s vecin*s no estamos dispuest*s a poner un poco de nuestra parte?

¿EL IMPACTO COMUNICATIVO TIENE REFLEJO EN LA INVERSIÓN? Hemos comprobado que Goteo tiene un efecto importante sobre el impacto comunicativo de los proyectos, tanto por formar parte del contexto general de Goteo y aprovechar la atención puesta sobre esta red social, como espacialmente, por el esfuerzo que cada proyecto hace por comunicar(se), por aparecer en medios generalistas y especializados, por moverse en los social media, etc. Pero no necesariamente este impacto comunicativo, mediático, tiene un reflejo directo en la inversión, en la cantidad de cofinanciador*s, de personas que llegan a conocer el proyecto, muestran interés y además, dan el salto a invertir en él.
Getxoberpiztu se ha movido (probablemente ha empezado a hacerlo con intensidad demasiado tarde), ha aparecido en numerosos medios locales con espacios significativos, ha enviado boletines, se ha dirigido a su círculo más cercano y a los grupos de interés, se ha movido en las redes sociales, en twitter, pero la gente retwittea pero o co-financia ¿Hay alguna forma de enfocar la comunicación de cara a que se haga efectiva la inversión? ¿Hay algunas claves extrapolables entre proyectos? ¿Cada proyecto debe hacer su propio plan de comunicación?
En cualquier caso, quien quiera meterse en una campaña de crowdfunding con su proyecto, debe tener claro que eso supone meterse en un intensivo proceso de comunicación de 80 días de duración, muy dirigido, no sólo a comunicar las bondades del proyecto, sino a pedir dinero.

¿NOS DA VERGUENZA PEDIR DINERO? Tenemos un proyecto interesante, no tenemos problemas en contarlo, porque nos lo creemos, confiamos en sus posibilidades y efectos, estamos comprometid*s para llevarlo adelante… Pero a la hora de pedir dinero para poderlo hacer efectivo de un modo sostenible, nos asalta la timidez. Y además, solemos presupuestar a la baja, menos de lo que sería necesario para que la iniciativa se desarrollase de un modo no precarizado-precarizante. En general somos buen*s pensando y produciendo, pero peores planificando y muy mal*s en la labor comercial. Porque en determinados ámbitos, hablar de dinero nos acompleja, nos parece fuera de lugar. Si lo hacemos, solemos hacerlo con la boca pequeña y lo dejamos para el final. Si ni siquiera somos capaces de movilizar a nuestro entorno más cercano y comprometido (las tres F’s de Family, Friends & Fans), ni a las personas más afectadas-implicadas en el proyecto a las que tengamos acceso directo ¿Cómo vamos a convencer a quienes ni siquiera conocemos?
Probablemente en Getxoberpiztu hay algo de todo esto. Cómo estamos colaborando con la gente, pidiéndoles su participación ¿Cómo además les vamos a pedir dinero? Y más allá ¿Cómo vamos a convencerles para que ell*s también pidan dinero en su entrono, en su escalera de vecin*s, en la peluquería, en la panadería en el bar? Al fin y al cabo ¿no estáis tod*s implicad*s en generar un bien común para el barrio? Y además, apelando a la sabiduría popular ‘Triste es de pedir, pero más triste es de robar‘.

¿TENEMOS IDENTIFICADAS LAS COMUNIDADES DE INTERÉS? A veces el problema no está en que no nos atrevamos a pedir dinero, sino que no tenemos del todo claro a quién pedirlo o cómo pedirlo. En todo plan de marketing -y una campaña en Goteo lo es-, es fundamental identificar el público objetivo y segmentarlo por grupos y/o comunidades de interés. En general, los proyectos que aparecen en Goteo son proyectos especializados y/o localizados, Por eso, lo importante es centrar bien a quien le cuentas-vendes cada cosa, pensar en por qué a alguien le interesa específicamente el proyecto, ir a personas-agentes concretos, pensar en quien te va a ayudar a ampliar los círculos de influencia, quienes son personas prescriptoras de tu proyecto, a quien le puedes ofrecer alguna de las recompensas tipo talleres o servicios derivados, etc. Cuanto más se concrete todo esto mejor, con cara, nombre y apellido. Por que la comunicación generalista no es lo mejor per se: salir en el telediario de máxima audiencia no va a reportar necesariamente un impacto equivalente en inversiones, si es que el público objetivo de ese proyecto no ve ese telediario, sino que se mueve en tres redes sociales y blog localizados.
También puede pasar que nuestro proyecto parezca demasiado local y que la gente que no pertenezca a ese contexto no se sienta interpelada. Por ejemplo, un proyecto de espacio urbano en un municipio bizkaino como Getxo ¿por qué tiene que interesarme si yo vivo en Badajoz? Si bien es cierto que un proyecto como Getxoberpiztu debería ser capaz de interpelar de modo directo a l*s vecin*s de Getxo, también lo es que de lo que trata lo abierto es de generar herramientas que faciliten la transferencia de conocimiento, de herramientas para la implementación en otros lugares. Por eso, tan importante como el propio espacio físico, es el rastro articulado que dejamos del proceso de participación que se ha desarrollado, para que otr*s puedan seguirlo, utilizarlo, hacerlo suyo y enriquecerlo. Sobre esto y cómo poner en valor estas cuestiones más intangibles y deslocalizadas, profundizamos en las siguientes cuestiones.

¿PROBLEMAS PARA FIJAR EL VALOR? Otro factor crítico es el que se sitúa alrededor del valor del proyecto, no tanto (o sólo) el valor económico, sino qué aporta, en qué es beneficioso que este proyecto se lleve a cabo. Suele pasar que existente mucha distancia entre el valor supuesto de un proyecto desde el punto de vista de quien lo impulsa y el valor percibido por la comunidad a la que se dirige. Muchas veces no somos capaces de transmitir ese valor, no sabemos contarlo para que se entienda, para que se valore y/o para que haya cierto consenso en el valor.
¿Realmente l*s vecin*s de esa zona de Getxo valoran que vaya a haber una nueva zona de uso común para poder jugar, reunirse, poner una pequeña huerta, etc? Y otras personas y colectivos que se dedican a activar procesos participativos de intervención urbana ¿Tienen interés en disponer de los manuales y materiales sobre las metodologías desarrolladas? ¿Se ha entendido que tipo de manual de metodologías se va a ofrecer en abierto? ¿Hay que dar una información más detallada sobre esto para que realmente pueda establecerse un juicio sobre el valor? ¿Hay una inflación de este tipo de procesos pero no ponemos en valor las maneras, los procedimientos, el aprendizaje un*s de otr*s y la transferencia de conocimiento? Esto nos lleva a otra cuestión.

¿VALORAMOS LO LIBRE Y ABIERTO? Una cuestión clave para quienes estamos alrededor de Goteo, porque desde la Fundación Fuentes Abiertas, nuestro objetivo principal es el fomento de lo común, libre y abierto en todos los ámbitos de la vida y el crowdfunding tan sólo es una herramienta para ello, no un fin en si mismo. Así que, por ejemplo, que desde la sociedad haya una creciente valorización de lo libre como posibilidad y alternativa real, que frente a la propiedad privada individual lleguemos a preferir la propiedad colectiva-comunal, el derecho de acceso-uso frente al deseo de poseer, son temas que nos preocupan. Y en todo esto hay muchas cuestiones filosóficas y políticas, pero además, hay mucho de práctico. Tenemos que ser capaces de demostrar que lo libre y abierto es mejor que lo cerrado, que si compartimos lo que sabemos, lo que hacemos, tod*s sabemos más, tod*s podemos aprender de-con los demás, ir mejorando los procesos y los proyectos de manera distribuida. Hay mucha pedagogía por hacer, muchos buenos ejemplos que poner y ejemplos que hay que aterrizar, que situar en cada caso, para que más allá de el uso retórico de una licencia libre, se ponga en valor eso que liberamos.
En el caso de Getxoberpiztu, además del terreno-equipamiento de uso comunal hay un valor extrapolable a cualquier otro territorio-experiencia, qué son los manuales y materiales sobre metodologías colaborativas. Un conocimiento fruto de la experiencia en el desarrollo de Getxoberpiztu, que las personas que han participado en el proceso ya tienen incorporado, porque lo han hecho propio desde la experiencia, pero que para que sea útil a otras personas en otros lugares hay que formatear de manera adecuada. Contar bien, de modo pormenorizado, los procedimientos, las fases de trabajo, las técnicas colaborativas utilizadas, explicar lo que ha funcionado y lo que se podría mejorar. Teniendo en cuenta que ahora a nivel mundial y muy significativamente en el Estado Español, hay un gran número de arquitect*s redefiniendo su profesión, en muchos casos hacia este tipo de prácticas de carácter más sociológico ¿Es que no encuentran valor en este tipo de materiales prácticos? ¿No queremos ser conscientes del esfuerzo-tiempo de abrir un material para compartirlo en condiciones y de su probable necesaria monetización para hacerlo de modo sostenible? Nosotr*s hemos hechos mucho este tipo de manuales y por eso somos conscientes de lo que cuesta hacerlos. También hemos usado mucho este tipo de manuales que otr*s han puesto a libre disposición, por eso también sabemos lo útiles que son y los valoramos.

¿INVERTIMOS POR LAS RECOMPENSAS INDIVIDUALES O POR LOS RETORNOS COLECTIVOS? Y lo anterior enlaza con lo que sigue. En general el crowdfunding se basa en las recompensas individuales, es un sistema que tiene mucho que ver con la precompra. Depende de la cantidad de dinero que pongas optienes un tipo de recompensa, que va incrementándose, sofisticándose en medida que va aumentando la aportación. Pero en Goteo, aunque también puede haber (y en general las hay) recompensas individuales, ponemos el acento en los retornos colectivos, en aquello que cada iniciativa devuelve de manera abierta a la sociedad, el procomún que genera. Pero no tenemos claro, si esos retornos colectivos, cuya generación es el objetivo principal de Goteo -una plataforma desde la que hacer sostenible económicamente, de manera colectiva, el abrir proyectos para compartir su código-, realmente son el incentivo principal y/o suficiente. O los proyectos que acaban funcionando, más allá de liberar su código fuente (de la forma más pertinente en cada caso, según la tipología de cada proyecto), algo que se da por supuesto en Goteo -y que quizá por darlo por echo no se valora en su justa medida-, necesitan ofrecer recompensas individuales, de carácter tangible, que complementen su proyecto y puedan escalar el tipo de aportaciones. En algunos casos estas recompensas son convenientes y necesarias por la naturaleza del proyecto (por ejemplo, en el caso de ¡Rebelaos! iban ligadas al plan de distribución del propio periódico). Pero otras muchas veces, no son más que una especie de fetiche, de objeto que simboliza la transacción, de gif de merchandising, como puede ser una pegatina o una camiseta, que no hacen sino responder a la lógica del intercambio material individual(ista). Algo que no deja de ser contradictorio con la lógica de muchos de los proyectos relacionados con lo común, libre y abierto, desvía la atención sobre las tareas esenciales a realizar para el desarrollo de las iniciativas y obliga a sobre-esfuerzos a sus promotores (que al mismo tiempo, han tenido que hacer un gran esfuerzo extra sosteniendo la campaña de crowdfunding durante 80 días). Quizá Getxoberpiztu ha sido víctima de no ofrecer este tipo de recompensas, sino de tratar de poner en valor lo que ya estaban haciendo ¡Qué es mucho! También hicieron una apuesta de este tipo, además evidenciándola, desde MoveCommons, y no doy buenos frutos. Ante esto, probablemente no podemos apelar a la razón, somos seres fetichistas, un poco a lo Golum y ‘Mi tesoro’ Pero ¿Estamos dispuestos a hackear esta conducta? ¿a autohackearnos?

¿CÓMO DE IMPORTANTE ES LA BARRERA TECNOLÓGICA? A veces nos olvidamos de que todo este proceso alrededor de los proyectos sucede en internet, lo que tiene muchas cosas positivas (la proliferación del modelo crowdfunding es fruto del soporte que ofrecen las NTIC’s), pero también sus cosas malas. Porque no tod*s estamos acostumbrados a movernos por internet y la brecha digital, parece invisible pero es muy profunda (sobre todo en algunos ámbitos y sectores de población) y condiciona las relaciones y el acceso a los proyectos -sobre todo en proyectos que son menos tecnológicos o más ligados a la calle como es el caso de Getxoberpiztu-. Todo esto genera diferentes problemas, el principal, que para hacer una microinversión en un proyecto hay que superar varias barreras de entrada, como son: 1.- que te llegue información del proyecto, 2.- que te parezca suficientemente sugerente como para clickar en el link (lo que se complica si la información no te llega on-line sino vía televisión, prensa, un cartel en la calle, alguien te lo cuenta en una reunión, etc.), 3.- hace falta registrarse, darse de alta en Goteo, lo que puede retraer y dar pereza a mucha gente, y 4.- hay que efectuar el pago on-line mediante tarjeta de crédito o paypal (hay mucha gente que desconfía de la seguridad de los pagos por internet y/o no tienen cuenta de paypal, lo que supone un nuevo registro para conseguirla). La conclusión es, que la gente que invierte en los proyectos, es gente verdaderamente con ganas de hacerlo, que le supone un tiempo y compromiso y que además, por lo general son personas acostumbradas a usar internet, relacionarse y hacer transacciones. Por tanto, debemos usar mucha imaginación para inventar nuevas formas de captar recursos allí donde se encuentran y de manera más directa (acción-reacción, respondiendo con inmediatez al estímulo, al primer impulso de invertir), que luego traslademos a la plataforma digital para que se sumen al montante mínimo u optimo que estemos persiguiendo. Por ejemplo, quizá el recurso de las huchas en comercios y en bares puede ser una buena estrategia que recuperar. La llegada de internet no debe suponer que abandonemos lo que siempre ha funcionado. El truco está en la sabia combinación de lo nuevo con lo viejo.

Seguro que hay muchas más preguntas que podríamos hacernos, tantas como proyectos que no consiguen funcionar, pero por hoy ya son suficinetes, que ya hay suficiente material para pensar en como seguir mejorando.

A ello!!!

P.D. Según estoy publicando el post, una amiga me dice ‘Igual la gente no pone dinero, porque lo que le pasa, es que no tiene dinero que poder poner’. Una realidad tan cruda ante la que poco se puede decir. Ánimo!!