Han pasado ya algunas semanas desde que participamos en el encuentro Viajando por lo invisible, un nuevo viaje que propone Mugarik Gabe, para seguir avanzando en procesos de cambio organizacional pro equidad de género.
La verdad es que nos sentimos muy afortunadas de ser parte de la tripulación de este viaje. Por un lado, nos ha dado la opción de pararnos a reflexionar sobre nuestras propias prácticas. Parar y mirarnos ha sido importante para ser más conscientes de lo que venimos haciendo. Tantos tiempos invertidos en reuniones, tareas de mantenimiento y cuidados de la organización, que en el día día no nos paramos a pensar e incluso nos llegan a agobiar. Redescubrimos la importancia y relevancia que tienen todos estos espacios en el funcionamiento de nuestro equipo. Poner la vida en el centro no es tanto decirlo como hacerlo y para ello seguimos explorando rutas.
Por otro lado, ha sido un verdadero lujo poder compartir momentos con toda la tripulación, pioneras, viajeras y todas las demás personas que acudimos a la cita, concienciadas e inmersas en el viajar a través de prácticas no patriarcales para transformar el mundo desde nuestras organizaciones.
El encuentro fue un momento de conocernos y de compartir e intercambiar dudas, procesos, herramientas. Rescatamos unas pocas ideas y aprendizajes, de las tantas que nos llevamos, que nos parecen importantes e interesantes y pueden ayudarnos a seguir caminando y explorando, para quienes estemos o nos sumemos en este apasionante e imprescindible viaje de los invisibles.
Antes bailábamos al ritmo de las organizaciones pero ahora lo que queremos es bailar en nuestras organizaciones. Y las organizaciones en la que queremos (nos gustaría) bailar…son aquellas que integran estas 5 C’s: Coherencia entre los valores que la forman la organización y los sueños de las personas que la conforman. Son un espacio de Crecimiento para las personas. Consciencia en el significado de lo que se está haciendo. Contribución de estar participando en un proyecto común y para el bien común y sin olvidarnos del Cuidado, el bienestar de las personas que las forman.
Hablando de lo que nos afecta y no nos afecta, afirmamos que no se puede tomar una decisión sin que te afecte o interfiera la parte emocional. Las emociones están en todo, están ahí y hay que darles un espacio. Y trasladando esto a nuestros colectivos y organizaciones, se evidencia la importancia y la necesidad de dar tiempo a reflexiones individuales y a lo emocional individual también y compartirlo, antes de tomar cualquier decisión colectiva.
Pequeñas notas sobre el poder y los liderazgos.
El poder no se puede NO ejercer. Tenemos que ejercerlo desde todo nuestro potencial creativo, porque si no lo hacemos desde la creatividad aparece con todos los patrones del patriarcado.
Hay que poder sentir el poder siendo mujer, todo el poder. Y no es porque yo quiera poder, es porque la actividad lo necesita. Importante recordarnos que, si yo no cojo mi poder, otra persona lo va hacer por mi, lo tiene que hacer por mi.
En los grupos, en nuestros colectivos y organizaciones, el liderazgo para sostener la visión-misión que tenemos, la suelen asumir únicamente 1 o dos 2 personas de todo el grupo (esto les trae soledad y aislamiento a estas personas). Podemos cambiar estas personas por otras y así pensar que estamos cambiando o repartiendo el liderazgo pero el caso es que esto no cambia el sistema. La propuesta es que el grupo coja su poder. No tanto reproducir el sistema sustituyendo estos liderazgos al cabo de un tiempo por otras personas del grupo, sino que todo el grupo asuma el liderazgo-acuerdos-poder.
Y sobre cómo ejercer el liderazgo… No es fácil hacerlo sin caer en lo que ya conocemos, pero que no queremos reproducir. Nos damos cuenta cuando nos decimos “NO lo voy hacer ASÍ” , este sería el comienzo para darnos paso a la siguiente reflexión y a la pregunta de “¿cómo SÍ lo voy a hacer?” y que nos llevaría a la siguientes que formularíamos “¿cómo aprendo yo a hacerlo así?, ¿que necesito?” entonces empiezo un viaje de búsqueda y capacitación de herramientas que me lo faciliten.
¡Vamos a hacer algo nuevo, nos toca construirnos y tenemos que empezar!
Hablamos de 3 indicadores que nos pueden mostrar que un grupo está sano, alegría, discusión e indagación. Identificamos un grupo sano cuando vemos que hay alegría en el colectivo, cuando se discuten las cosas, se debaten, hay diálogo y discusión y cuando un grupo está dispuesto y abierto a la indagación y exploración de su propio ecosistema.
Reflexionamos sobre las distintas formas y niveles de participación en las organizaciones, e identificamos como importante, buscar y establecer esferas y formas de participación diferentes, para que todas las personas que deseen ser parte, puedan tener cabida independientemente de su nivel de participación. Importante también, que cada persona pueda elegir dónde estar y dónde no y que todas podamos identificar dónde estamos cada una de nosotras. Institucionalizar distintos ritmos en nuestras organizaciones, y que esto sea parte de la cultura del grupo. Esto nos lleva u obliga a otra reflexión y cambio de paradigma en la cual no podemos ver a la gente en función de lo que produce, si no entender que todas las partes aportan al grupo.
Y para ir acabando con estas pinceladas de este primer encuentro por las rutas de lo invisible, un poco de Sabiduría popular extremeña. ‘Las cosas no están para hacerlas, sino para irlas haciendo’. Para tomar consciencia de que son procesos a largo plazo, con avances y retrocesos que no se pueden acometer de ‘una sentada’. Lo importante es ponerse a ello.
Asi qué… ¡Vamos haciendo! ¡Nos vemos por los senderos y parajes de los invisibles! y ¡Seguimos de viaje!