¿Algunas claves para el desarrollo de ecosistemas colaborativos?

Hoy hemos estado en el encuentro Bizkaia Empresa, que este año tenía como eje transversal la importancia de los ecosistemas colaborativos para el desarrollo económico empresarial. Y sí, parece que desde Diputación cada vez apuestan más por esto de la colaboración, siendo conscientes además de que su función institucional puede ser propiciar y cuidar las condiciones para que los ecosistemas y las relaciones cooperativas se desarrollen y den frutos. Desde la intervención de apertura de Unai Rementería hasta la de cierre de Ainara Basurko, pasando por un buen número de aportaciones de agentes empresariales “diversos”, se trasluce que lo colaborativo no es un discurso recurrente o una moda, sino que es algo que está calando y va produciendo efectos visibles y tangibles que favorecen la innovación y transformación, no solo de los agentes que participan en estos procesos, sino del conjunto del tejido y del territorio.

Pero estando en el buen camino conviene no acomodarse, sino ir más allá y profundizar. Y como además desde BEAZ nos invitaban a las 500 empresas que hemos acudido al BEC a hacer propuestas, pues reconociendo los pasos que ya se vienen dando, desde ColaBoraBora lanzamos algunas ideas.

  • Maximizar la biodiversidad del ecosistema para asegurar su riqueza y sostenibilidad. Superar los sesgos limitativos derivados del exceso de atención a las especies dominantes (industrial y tecnológico), para, reconociendo el valor y el papel de esas especies, saber atender y valorar también a otras especies tan importantes y necesarias (tirando del símil biológico, cuidar de grandes mamíferos pero también de los colibrís, atender a los grandes atunes sin despreciar los bancos de sardinas, y también dar valor a organismos mucho menos visibles o comprendidos como insectos, hongos, medusas, líquenes…). La verdad es que si tuviésemos que poner un pero a la jornada de hoy, iría en este sentido: nos habría gustado ver mayor diversidad sobre el escenario para ampliar el imaginario, porque además, somos conscientes de que eventos como este son en gran medida espacios de representación simbólica y de declaración de intenciones.
  • Favorecer el conocimiento y reconocimiento entre los agentes diversos que componen el ecosistema (de distinta naturaleza, dimensión, sectores, función en la cadena de valor, cultura organizativa y productiva…). Y hacerlo siendo conscientes de que la evolución de las especies, ya se ha demostrado que tiene mucho más que ver con la lógica simbiogenética y holística propuesta por Lynn Margulis, que con la competitiva selección natural darwinista que sigue imperando como paradigma cultural.
  • Atender procesos de colaboración verticales (entre agentes de un mismo sector a lo largo de la cadena de valor), horizontales (entre agentes similares potenciando el paso de la competición a la coopetición para abordar retos mayores o más complejos) y transversales (entre agentes de distintos sectores y competencias, buscando la polinización cruzada y una innovación más disruptiva).
  • Trabajar y acompañar los preliminares de los procesos colaborativos antes de apresurarse en la consecución cortoplacista de objetivos finalistas (en claves de generación de confianza, identificación de objetivos comunes y/o complementariedades, ecualización de expectativas, gestión de capitales…).
  • Premiar las relaciones simbióticas y mutualistas y penalizar comportamientos depredadores y parasitarios, para que el dinamismo y la innovación se reproduzcan en claves de equidad y reciprocidad.
  • Incorporar perspectivas y principios transformadores al desarrollo territorial económico empresarial, como los de la economía solidaria, los feminismos, el código abierto, las redes P2P o la permacultura.
  • Cultivar el espíritu y las capacidades colaborativas como claves curriculares transversales a lo largo de la vida (desde la educación formal pero también a través de comunidades de aprendizaje y practica).

Y sobre todo, ser conscientes de que a colaborar, se aprende colaborando.
¡SIGAMOS COLABORANDO!

Imagen: biopedia.com

5 Respuestas a “¿Algunas claves para el desarrollo de ecosistemas colaborativos?

  1. Muy interesantes y necesarias estas claves. Gracias por compartir.

  2. Bueno… para mi, mas que 1 década mareando la perdiz creo que hubo pocas apuestas decididas y rotundas…

    Una idea… No obsesionarnos con el, mi, rendimento… Ló decís en el texto pero…. Otra, dejar nuestros proyectos, artefactos, constructos en la puerta y entrar ligeritos aportando generosamente nuestras capacidades….

    • Lo de dejar nuestros proyectos, artefactos y constructos es algo fundamental y que nos resulta muy muy complicado, porque hemos construido referencialidad, marcas y estrategias de supervivencia en torno a ellos. Incluso habiendo voluntad, no sabemos cómo abrir o sumarnos, como deshacernos o apropiarnos. Incluso, dejando eso en la puerta, entras, te juntas con otras, compartes, imaginas y de ahí ya salen nuevos proyectos, artefactos y constructos que vuelven a tener el mismo «problema».
      Así que, puede que la cosa no sea dejar todo en la puerta, sino meterlo dentro y entre todas, decidir con qué seguir quedándonos y qué sumar.
      Cuando nosotras hicimos el cambio de AMASTÉ a ColaBoraBora, uno de los ejercicios de transición más importantes fue este de decidir entre todas (las socias de toda la vida y las nuevas), con qué nos queríamos quedar y qué dejar atrás. Y hacer ese duelo. Fue algo significativo, tanto a nivel simbólico como práctico.

  3. Hola, Richi:
    Lo que dice Adolfo es interesante y tienes razón con que es difícil dejar eso fuera, pero que conviene hacerlo. Al menos una parte de esa mochila. El lío de los ecosistemas que son empresariales, Richi, es que casi nunca la gente va allí a «aportar generosamente sus capacidades» sino que lo hace para «generar negocios». Ya lo dice el nombre: «empresariales», tal como se entiende eso hoy, muy a corto plazo. Por otra parte, al no haber suficiente diversidad (me encanta el símil biológico), se respira cierto aliento a no pisar, ni que nos pisen, opciones alternativas de potenciales competidores. A veces en esos ecosistemas mucha gente hace cosas parecidas y no se articula bien el proceso de mapear sinergias, que es lo que mueve más a colaborar. La gente va allí, mayoritariamente, a «buscar negocios», y eso les lleva a tomar atajos que no contribuyen a cultivar otros valores. Lo veo complicado. Otra cosa son los «ecosistemas no-empresariales», concebidos desde una lógica social…

    • Aupa Amalio!
      Un ecosistema es un ecosistema sea empresarial, social, natural… Las condiciones para su funcionamiento son las mismas o similares. Lo que cambia es el tipo de población, de agentes que lo componen y con eso, el tipo de relaciones que se producen y los objetivos que se persiguen.
      A parte de esto, dos cosas sueltas:
      – No hay que confundir generosidad con no tener intereses que perseguir y poner en juego. Nosotras al menos cuando participamos en algo, es porque hay algo que nos INTERESA, lo hacemos de manera INTERESADA. Por eso creemos que es sano dedicar un tiempo a explicitar los principales intereses, ponerlos sobre la mesa como una de las medidas clarificadoras y generadoras de confianza. Siempre me ha gustado la premisa de «Dar lo mejor de una misma y recibir lo que cada cual necesita», una lógica win win que bajo mi punto de vista cada vez se da más en ecosistemas empresariales sanos, ricos, diversos, innovadores.
      – Es cierto que a veces se producen situaciones donde muchos agentes similares se encuentran y están más por el miedo a perder una oportunidad que buscando ir juntas a un lugar nuevo. Eso genera posiciones de observar, medir, contar a medias… Y suele pasar que se da mucho más cuando se trata de juntar a agentes similares (colaboraciones horizontales), nos resulta más coomplicado, por lo que es importante trabajar las condiciones y la metodología de esas situaciones de encuentro para favorecer la colaboración.

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